Por Francisco Tosi. -A fin del año 2001 el parlamento italiano instituyó el voto para italianos no residentes para que elijan parlamentarios también no residentes en Italia. Eso fue una enorme novedad. Una propuesta, podemos decir, revolucionaria. Italia ha tenido, como se sabe, una gran emigración en tiempos modernos (durante el imperio romano hubiera sido algo normal).
Pero, como muchos países europeos, el ejercicio de la política estaba reservado para los residentes. Es como si los del exterior, con pasaporte y residencia al día, tuvieran una existencia, políticamente hablando, nula. Esta condición es compartida por muchos otros países, no solo Honduras, sino la mayor parte de los europeos. A los políticos en general no les agrada que aparezcan en el Parlamento, elegidos que residen en el exterior. Responden, según dicen, a otras lógicas. En realidad responden a otros mecanismos electorales y disciplinas de partido. Además expresan diferentes influencias en su elección. Como si fueran de una cultura mixta. Pero esto: ¿es una oportunidad o una amenaza? ¿Se imaginan si en Honduras votaran los miles y miles de hondureños residentes en los Estados y España, como para nombrar dos amplios destinos?
En Italia lo vieron como una gran oportunidad para generar un sistema de red “Italia”. Sabemos que en los sistemas sociales no todo se logra de un día para otro. Nos gustaría más velocidad. Pero se ha logrado bastante. 12 diputados y 6 senadores residentes en el exterior ocupan escaños en el Parlamento italiano desde la primera elección en 2006.
Yo fui testigo de los primeros esfuerzos pues participé en la comunicación (con programas de radio y tv) allá por 2002, 2003 y parte de 2004.
Pero ahora ha habido un avance mayor. Un parlamentario de Argentina, Ricardo Merlo, nacido en Argentina (come si le dijera en plena ciudad de Buenos Aires o en San Pedro Sula en Rivera Hernández) ha sido recientemente nombrado subsecretario de estado para las relaciones exteriores en el gobierno que recién inicia. Normalmente en Italia, república parlamentaria, los miembros del ejecutivo son elegidos entre los parlamentarios. Si bien justamente en este gobierno se han dado excepciones a esta regla no escrita, pero, afortunadamente, en el caso del senador Merlo, se ha cumplido.
Hay mucha tela para cortar en este asunto, pues es cierto que en la península la representación parlamentaria del exterior está sub representada respecto a la misma relación en el caso de los residentes. Pero no es menos cierto que en el exterior hay más abstención (no siendo obligatorio) lo cual nivela un poco.
Pero el asunto es que la voz de los hermanos emigrados que mantienen lazos con la tierra que los vio nacer así como sus descendientes, se escucha en los debates. Aportan una mirada diferente, enriquecedora. Para mejor, muchas veces, están fuera de los juegos partidarios.
En efecto Italia ha dividido el voto en el exterior en 5 circunscripciones. Honduras está en la de América Central y Septentrional y le corresponde, para todo ese inmenso espacio 2 diputados y 1 senador. El senador Merlo, antes diputado en diferentes legislaturas desde el 2006, fue elegido en América del Sur y representa un movimiento de asociaciones en el exterior. Es decir no es en ningún partido tradicional, ni aun de los nuevos en Italia.
Si es cierto que la política moderna se caracteriza por la des-intermediación, creo que hay un recorrido fecundo para integrar quienes han emigrado dado que el esfuerzo de todos será siempre útil. De paso construir redes y visibilidad que es la gran oportunidad para los países con alta emigración. Tal vez pueda ser una buena idea también para Honduras.
Francisco Tosi
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