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viernes, abril 19, 2024

Opinión de Filiberto Guevara Juárez: Regímenes autoritarios de base democrática

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Por: Filiberto Guevara Juárez. ¿Es la democracia, tal como la conocemos, el último logro posible en materia de gobierno? ¿No podemos dar un paso más hacia el reconocimiento y organización de los derechos del hombre?
Henry David Thoreau.

Los regímenes autoritarios de base democrática los encontramos en distintas partes del mundo; pero en Latinoamérica se hacen más que visibles, sin que los gobernantes que encabezan dichos regímenes, muestren el menor pudor o vergüenza. Dichos gobernantes tienen la principal característica de ser corruptos, corruptores, mentirosos y hasta cínicos al extremo. Desgraciadamente, los pueblos gobernados por ellos, tienen la falsa creencia que necesitan de esos gobernantes más que del correcto funcionamiento de las instituciones republicanas de gobierno.

Dichos gobernantes cínicamente invocan a las palabras libertad y democracia muy continuamente, y de esa manera, logran engañar a los pueblos distraídos en otros asuntos de poca importancia. Dichos regímenes pueden ser de ideología política de izquierda y de derecha, con la característica de que ambos son populistas.

El escritor guatemalteco Ricardo Manuel Rojas, en su libro titulado: Resistencia no violenta a regímenes autoritarios de base democrática, lo deja muy claro. Dicho autor se basó a su vez, en el escritor, Gene Sharp, que por décadas, se dedicó a desenmascarar a dichos regímenes.

He aquí a continuación lo que al respecto nos dice Ricardo Manuel Rojas: “A los efectos de este trabajo, entiendo por «régimen autoritario de base democrática» aquel gobierno originariamente legítimo, constituido según las reglas establecidas en una constitución válida, mediante un proceso electoral genuino y limpio, pero que posteriormente desarrolla maniobras ilegítimas tendientes a acumular un poder político, económico o militar espurio, superior al autorizado por la Constitución vigente al momento de su surgimiento en beneficio de los miembros del gobierno o de algún grupo, o mantenerse en el control del gobierno más allá de los plazos constitucionales existentes al momento de su elección. De tal modo, el régimen es democrático por su origen (elección popular) y por actuar a través de instituciones constitucionales legítimas, que han sido creadas con el propósito de afianzar un orden republicano y limitar el poder.

El objetivo de su acción es precisamente cambiar ese orden y neutralizar las limitaciones al poder, hasta que, eventualmente, se convierta en dictadura. Además, intentará mantener su legitimación electoral de origen a través de comicios periódicos, sobre los cuáles podrá influir de distintas formas para asegurar su triunfo. Las maniobras tendientes a alcanzar ese fin podrán consistir, entre otras, en: — Concentrar «de facto» en el Poder Ejecutivo funciones que deberían ejercer los demás poderes y órganos extra-poder del Estado. — Anular o entorpecer la labor de los organismos públicos de control de los actos gubernamentales.

— Minar la independencia del Poder Judicial. — Producir modificaciones constitucionales y legales tendientes a eliminar cualquier traba que impida la acumulación de funciones y poder administrativo, político o económico, así como la reelección indefinida del gobernante o el acceso al gobierno de sus familiares directos. — Asumir el manejo total de los recursos económicos del Estado, desviándolos hacia la construcción del propio poder político y económico del grupo gobernante. — Eliminar la oposición política mediante maniobras económicas, políticas, etc. — Generar la dependencia económica hacia el gobierno central, por parte de las administraciones municipales y provinciales. — Generar apoyo político al grupo gobernante, a partir del uso ilegal de fondos públicos. — Elaborar acuerdos espurios con grupos económicos fuertes, distribuyendo entre ellos monopolios artificiales de los principales servicios a cambio de apoyo económico, sea personal o para mantener al grupo en el poder.

— Concentrar un férreo poder de control y dirección de las fuerzas armadas y de seguridad, para que sirvan prioritariamente como instrumento de ejecución y protección a las órdenes del grupo gobernante. — Restringir y anular el funcionamiento de instituciones privadas de investigación, control, asesoramiento y otras actividades vinculadas con el monitoreo de las acciones del gobierno. — Restringir fuertemente la libertad de expresión, manifestación pública, el acceso a redes sociales, las formas de petición a las autoridades y todo otro mecanismo de oposición o control ciudadano al gobierno.

— Restringir fuertemente o eliminar la libertad de prensa y opinión, tanto en su faz individual como en la empresarial. — Producir modificaciones al sistema electoral y actos de fraude directo o indirecto en los futuros comicios con el propósito de mantener el control del Estado, renovando su supuesta legitimidad de origen en elecciones subsiguientes. Este poder ilegítimo podrá ser utilizado por el régimen para que sus integrantes y asociados se enriquezcan ilegalmente, para que permanezcan en el control del gobierno más allá de los tiempos estipulados por la Constitución vigente al momento de su designación, para realizar acciones políticas y administrativas no autorizadas por la ley, para favorecer a ciertos grupos económicos amigos, etc.

Normalmente, la transformación de un gobierno legítimo en autoritario no ocurre abruptamente, sino que es el resultado de una serie de acciones que se adoptan en distintas áreas, en ocasiones de manera reservada o apenas perceptible para la gente. En la medida en que algunas de esas acciones resultan exitosas, los anticuerpos que la república elabora contra la concentración de poder se van debilitando, lo que facilita la adopción de nuevas medidas similares, hasta que el set completo de transformación es implementado y el gobierno originalmente constitucional y republicano deviene en dictadura.

El momento en el cual podrá considerarse que el gobierno legítimo se ha vuelto autoritario será cuando los intereses del Estado encarnados por el gobierno sean considerados superiores a los de los habitantes, y los derechos de estos últimos comiencen a ser violados en nombre de aquellos intereses.”

Para concluir sólo diremos que, desgraciadamente, en la actualidad la mayoría de las personas se dan cuenta quienes son esos gobernantes de tipo autoritarios; pero no actúan concretamente en contra de ellos. La resignación resulta ser la conducta de dichos pueblos que, se acostumbran a obedecer, y dichos gobernantes a ordenar despóticamente en forma disimulada, con una careta de demócratas y respetuosos de las libertades políticas y civiles.

San Pedro Sula, 30 de abril, 2018.

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