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viernes, abril 19, 2024

Opinión de Dennis Starkman: ¿Cuál es la Ruta?

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Por Dennis Starkman

“–¿te importaría decirme, por favor, qué camino debo tomar desde aquí? –Eso depende en gran medida de adónde quieres ir, -dijo el Gato. –¡No me importa mucho adónde…! –dijo Alicia. –Entonces, da igual cuál camino elijas” -Lewis Carroll, en Las Aventuras de Alicia en el País de las Maravillas.

A todos nos ofende la corrupción, especialmente si no somos corruptos, por supuesto. Poco hay en Honduras, que no esté contaminado por la descomposición de los valores y por eso se hace ahora lo que en otra época nos daba vergüenza. Ya no se limita, el fenómeno, a dar mordida a un policía de tránsito o a un contador en la aduana. Es una degeneración a todo nivel. La compra y venta de exámenes en las escuelas secundarias, el pago de comisiones para obtener contratos, postular candidaturas ilegales y hasta emitir resultados electorales estadísticamente imposibles.

Por esa razón, hay ciudadanos y organizaciones públicas y mixtas que están escandalizadas a pesar de que en Honduras los escándalos son inocuos. No trascienden. Claro, es muy fácil para los funcionarios cuestionables obtener que desde los medios informativos y de opinión, se vea hacia otro lado y aún que se los defienda.

Los ciudadanos que han logrado organizarse de alguna manera, comprenden el peligro de la corrupción, por la manera de cómo se ha extendido. Se angustian por la elección de chambones en la Corte Suprema de Justicia; se afligen por los procesos amañados para asegurarse de que el próximo fiscal general sea amigable a los propósitos de los sinvergüenzas, y les hierve la sangre cuando ven diputados salirse con la suya con tantos y tan frecuentes actos de desdén a la decencia y al honor nacional.

Sin embargo, creo que su atención se ha desviado de eso donde debe estar concentrada.

Todo el poder nacional se concentra en una sola persona. Es el jefe de gobierno quien controla todo el poder, toda la institucionalidad. Poco hay, si acaso, que él no controle. La prensa, las ONGs que falsamente representan a la sociedad civil, los colegios profesionales relevantes para los propósitos deshonestos, todo lo controla. Inclusive a los sectores dentro de los partidos políticos que no le pertenecen del todo, son sus sirvientes.

La corrupción ha avanzado tanto porque no hay quién controle a los corruptos. Y no hay quién los controle porque son corruptos quienes deben controlar a esos corruptos. Son cazadores cazándose a sí mismos.

Por eso mismo, es imposible y fútil pretender elegir buenos fiscales, buenos magistrados, reformar el sistema electoral, reclamar justicia y elevar a la nación hacia el camino que debe recorrer. Nada, absolutamente NADA avanzará por la vía del diálogo con autoridades ilegítimas y espurias.

La experiencia de Venezuela debe sernos clara a nosotros los hondureños, y también la de Nicaragua. En Venezuela, la oposición está más dividida que el Cubo Rubik en colores y fracciones. En Nicaragua son los ciudadanos y no los partidos políticos ni los sindicatos ni las ONGs las que marchan. La bandera es solamente UNA: el lábaro nacional.

¿De quién debemos aprender? ¿A quién debemos emular? ¿Una sola bandera, o varias?

La permanencia del Partido Nacional en el poder es una ofensa a la democracia y a la vida republicana. No basta con gritar consignas. Es necesario que los liderazgos se integren y no se distraigan con diálogos ni elecciones de segundo grado.

Lo que se necesita es responder correctamente a la pregunta: ¿Cuál es la Ruta?

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