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viernes, abril 19, 2024

Opinión de Dennis Starkman: Cómo se Consolidan las Dictaduras

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Por Dennis Starkman. –El tema de las dictaduras cobra renovada vigencia en todo el mundo: unas surgen, otras decaen, pero en todo el mundo tienen muchas cosas en común. Suelen ser electas, regalan muchos beneficios a los pobres que son de su agrado, y en general, todas se instalan en países que se empobrecen cada día más.

La democracia, que tanto anhelamos, particularmente en América porque es aquí donde se construyeron sociedades y naciones con el sueño de prosperidad, libertad y justicia que solo mediante la democracia y la ley se puede alcanzar, está cada vez más amenazada, incluso donde floreció y prosperó sin desafíos ni retos.

Pues en Honduras se comienza a vivir bajo una de estas dictaduras de último modelo. ¿Se consolidará esa dictadura? Veamos qué necesita hacer el recién estrenado tirano para que sea longeva su hacienda personal.

Control y Represión. Ciertamente enfrentará oposición; más bien, adversarios. Y como no está sujeto a las restricciones a las que se someten los gobiernos que respetan las leyes, puede utilizar la fuerza. Después de todo, es más barato que los procesos legales, es más rápido, y además, ver gente con los sesos dispersos por el pavimento y recuperarse de un brazo o una pierna fracturada es un buen disuasivo contra la próxima manifestación.

Reclutar a las élites. No todas las élites son aristócratas ni oligarcas. Muchas son formadas por los equipos de tecnócratas que saben cómo funciona todo; otras son los militares y los policías y tenerlos de su lado es muy importante. Por lo tanto, suele suceder que líderes de los partidos contrarios terminan apoyando al tirano. ¿Porqué? Porque al dictador conviene sobornarlos y ellos, agradados, le brindan su lealtad, al menos mientras sea poderoso. El dictador tendrá que ser cuidadoso y fijar correctamente los límites al precio por la lealtad. Si da mucho, encontrarán la manera de sangrarlo. Si da muy poco, se expone a que esa fidelidad dure poco.

Elecciones. Las dictaduras electas, como son ahora, necesitan celebrar elecciones. Cuántas más, mejor. Por una parte, logran un barniz, una fachada, una máscara de legitimidad que no tienen. De hecho, apestan y creen que con el perfumito electoral engañan a todos, pero no engañan a nadie. La comunidad internacional no interferirá porque están sujetos por reglas escritas y no escritas que hace que prefieran no meterse en los asuntos internos de los demás.

Sin embargo, las elecciones ofrecen muchas ventajas más al dictador. A través de los partidos políticos, la oposición se divide y se debilita. Además, le permite más control a través de la información, porque así puede saber dónde votaron por él y dónde no, y así, la lealtad puede recompensarse.

Decadencia. Con el tiempo, el dictador se debilitará. El desgaste, la edad, los vicios, los enemigos acumulados, las presiones y sobre todo las dificultades económicas de la nación causarán que la comunidad internacional que antes fue indiferente a su ascenso comience a interferir como piedra en su zapato.

Los dictadores a esta altura serán más que reacios a entregar el poder. Tendrá que negociarse una salida decorosa, una fórmula que les permita conservar sus millones, un cargo vitalicio, un cierto grado de influencia o un exilio delicioso. La posibilidad de que exista un peligro para los billones que con tanto sacrificio acumuló, o para su vida, lo volverán cada vez más sanguinario y despótico, y ante ello, se consolidará más aún cuando esté más expuesto y vulnerable.

Una dictadura como la que recién se estrena en Honduras será tan longeva como rápido sea su periodo de consolidación. Ha logrado reducir ese tiempo con mucha destreza. El propuesto diálogo nacional le beneficiaría únicamente a él, pero la dilación de parte de la oposición también le beneficia.

Es muy importante que los liderazgos del Partido Liberal, LIBRE, del núcleo de lo que fue el PAC, del PINU y aún los sectores más comprometidos con la democracia en todos los partidos políticos, comprendan que la única cosa que importa es debilitar al dictador de tal manera que su farsa en poco menos de 4 años no pueda sostenerse, tanto por los resultados electorales como también gracias a una estrategia diplomática extra gubernamental que sea válida, legitimada por la unidad y la coherencia, y el apoyo internacional que tanto necesitamos y se nos negó.

De lo contrario, encontraremos en Honduras, gracias a Juan Hernández, el desierto desolado en el dictador a quien sigue, convirtió a Venezuela.

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