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viernes, marzo 29, 2024

Opinión de Carlos Fúnez| Qué haremos los hondureños por salvar a Honduras

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Carlos Fúnez, ingeniero civil con más de 50 años de experiencia profesional. Fue gerente general del Instituto Nacional de la Vivienda (INVA), gerente de Operaciones de DIMA y gerente de Servicios Técnicos de la Tela R.R. Co.
Carlos Fúnez, ingeniero civil con más de 50 años de experiencia profesional. Fue gerente general del Instituto Nacional de la Vivienda (INVA), gerente de Operaciones de DIMA y gerente de Servicios Técnicos de la Tela R.R. Co.

Este titular me recuerda muy vivamente las elocuentes, significativas y profundas palabras del extinto mártir presidente de los Estados Unidos de Norteamérica John F. Kennedy que dijo: “No preguntes qué puede hacer tu patria por ti mismo, si no que puedes hacer tú por tu patria”. Palabras que no salen del diente al labio como solemos decir coloquialmente los hondureños; estas palabras salieron espontáneamente de la mente y del corazón de uno de los mejores presidentes que registra la historia contemporánea de los Estados Unidos de Norteamérica y uno de los más grandes líderes políticos a nivel mundial.

Estas mismas palabras pronunciadas en el entorno social hondureño son quizás sinónimo de ofensa para un fuerte sector de nuestro país, porque nosotros nunca hemos demostrado ni la más mínima empatía con el amor patrio por cuya razón muy poco o nada nos hemos preocupado por el trabajo y fatal destino que le están dando a Honduras los políticos corruptos, narcotraficantes y vende patria que se han convertido, con algunas honrosas excepciones, en los buhoneros de nuestro país.

Estamos en una situación de gran incoherencia y decadencia de valores humanos. Se han perdido sin dejar escapar nada el decoro ciudadano y la vergüenza personal.  Ya la mayoría de los políticos no creen ni les interesa en el menor grado retomar los principios morales y éticos. Ya llegamos al término de estar actualmente debatiéndonos dentro de una crisis política, económica y de valores sumamente severa y quizá irreversible.

Honduras ya es considerada por gran número de ciudadanos como un país fallido y fracasado en todos los aspectos. Sin embargo, yo en lo personal me resisto a creer que todo está perdido y que ya no contamos con algunos ciudadanos probos y respetables a quiénes la patria clama por su ayuda.

Justamente esta debacle económica nuestra es causada en primer lugar por la gran corrupción imperante en Honduras. Sumado a esto la gran sucesión de errores que han tenido la mayoría de los presidentes que han gobernado a nuestra nación. En primer lugar, nadie ha hecho algo por frenar la corrupción; pareciera en nuestro caso confirmarse el dicho de que el que no laza ataja y qué tanta culpa tiene el que mata la vaca como el que le agarra la pata. El criterio de país fallido viene del análisis de varios aspectos que son los siguientes:

  1. Nosotros los hondureños tenemos una deuda que para nuestro país es impagable. Ni aun consiguiendo una segunda y nueva condonación salimos de este rollo porque la primera condonación parcial que obtuvo el cardenal Óscar Andrés Rodríguez Maradiaga sólo sirvió para abrirle más el apetito a los corruptos que en un tiempo récord se robaron nuevamente el dinero de dicha condonación y quedamos más pobres que al inicio porque se ha prácticamente quintuplicado en los últimos 13 años como consecuencia de que las pirañas del estado se han robado estos fondos.

Indudablemente que a los hondureños ya nada nos sorprende porque como dicen los corruptos del estado que ellos no necesitan que les regalen nada, sino que los pongan donde hay. Este caso del robo de las condonaciones nos ha dejado lo que ha sido una de las casos históricamente irónicos e inverosímiles que nos ha brindado una muestra de cuan largos son los tentáculos del gran pulpo que tiene al país invadido de problemas económicos y de miseria extrema.

  1. Honduras es un país sin orden ni ley porque nuestras leyes no se aplican por parte de las autoridades del gobierno ni se acatan por parte de la población, lo que nos deja al descubierto una falta absoluta de protección jurídica por lo que no podemos garantizar la inversión privada nacional, mucho menos la inversión privada extranjera.

La pregunta obligada en este caso es la siguiente: ¿Quién garantizará la inversión para los empresarios extranjeros? ¿Habrá alguien que quiera entrar en semejante aventura de exponerse a perder su dinero?

  1. Nosotros en Honduras tenemos el penúltimo ingreso per cápita más bajo de América Latina y uno de los mas bajos a nivel mundial.
  2. Nuestro nivel de criminalidad, corrupción e impunidad es de los más altos del mundo en relación a nuestra población.
  3. Honduras es considerado entre uno de los países más pobres de nuestro planeta.
  4. En Honduras tenemos una abismal desigualdad social sin parangón en nuestra historia nacional de vida independiente. En Honduras ya la clase media se está extinguiendo a tal extremo que en la economía sólo existirán los verdaderos ricos y los verdaderos pobres; dos clases sociales, burgueses y proletarios.
  5. En Honduras no contamos con fuentes de trabajo seguras, permanentes y bien remuneradas.

Los hondureños no somos gente ni tonta ni torpe, pero si tenemos que la mayoría de nuestra gente es políticamente inmadura y muy fácilmente se deja convencer, seducir y arrastrar por cualquier aventurero de la política que pudiera aparecer en el escenario nacional con poses de gran líder y conductor de masas y que no será más que un oportunista que aparecerá en un momento exacto como el auténtico líder de la nueva militancia generacional de su partido.

Yo propongo qué para lograr mejorar nuestra democracia debemos todos los hondureños olvidarnos de los viejos y anacrónicos sistemas de hacer política basados en calumnia, insultos y degradación moral de los candidatos opositores. Seamos menos ofensivos y más caballeros.

Yo creo que cualquier aspirante a un alto puesto del poder público debe tener las cualidades siguientes: DEMÓCRATA, HONESTO, AUSTERO Y CAPAZ.

Ya nuestra clase política debe entender y comprender que Honduras ya no puede seguir permitiendo el nombramiento de funcionarios incapaces y corruptos sólo por el simple hecho de ser amigos de los dueños o jerarcas de los partidos políticos contendientes como ya hemos visto en Honduras. Aunque la ley es clara en este sentido y de acuerdo a ella los partidos políticos son instituciones de orden público y no tomarlos como tal es una violación más a la Constitución de la República y el estado de derecho.


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