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viernes, abril 19, 2024

Opinión de Carlos Fúnez: ¿Por qué no pasa lo que nos pasa?

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Por: Ing. Carlos Fúnez Aguilar. – La pregunta que se plantea en título de este artículo, puede calificarse de incomoda, fastidiosa y hasta intolerable para quienes lean el contenido del mismo y se consideren aludidos negativamente por el mismo, ya que va dirigido con dedicatoria especial a las personas que son consideradas las verdaderas culpables o responsables de la tragedia social y colectiva que actualmente están viviendo los capitalinos.

En honor a la verdad, las ciudades de Tegucigalpa y Comayagüela están a muy poca distancia para convertirse en las ciudades mártires de Honduras, debido a que han sido retrocedidas al nivel de las simples y atrasadas ciudades de provincia como tantas que tenemos en el país y que no cuentan a estas alturas del nuevo siglo con un servicio básico de agua potable que se pueda llamar eficiente, sostenible y seguro tal como lo exigen las circunstancias actuales en todas las comunidades modernas y desarrolladas del mundo contemporáneo.

Yo pienso que todos los malos hijos de Honduras se han olvidado que Tegucigalpa es la capital de la República de Honduras. Por cuya razón podemos afirmarlo con seguridad absoluta que los ojos del mundo están puestos en nosotros y no es para felicitarnos, alabarnos, ni aplaudirnos, sino todo lo contrario para lanzarnos comentarios adversos y picantes, mismos que en honor a la verdad los tenemos bien ganados y los merecemos ampliamente.

Como puede ser posible que muchos hondureños no quieren percatarse del alto tributo que tendremos que pagar no por un día, ni un mes, ni un año, sino que quedara como una reliquia histórica para el país por un tiempo perdurable, imperecedero y eterno en nuestra historia nacional.

Tegucigalpa como capital de Honduras es la sede donde están asentados todas las embajadas y consulados de todos los países del mundo que son amigos nuestros y como tales tienen relaciones diplomáticas, políticas, comerciales y culturales con nosotros los hondureños.

Yo me hago a mí mismo una pregunta sorda y muda, lógicamente sin ninguna respuesta. Como es posible que los señores que manejan y administran el servicio de agua potable de Tegucigalpa puedan en acatamiento y cumplimiento de un programa de racionamiento del servicio cortarles el agua a todas las sedes diplomáticas acreditadas en Honduras.

Estas son vergüenzas históricas e inconmensurables; pero para los ejecutivos del gobierno estas cosas son intrascendentes y no revisten la menor importancia y es por estas indiferencias de las autoridades que nos representan que pasamos por estas situaciones vergonzosas y denigrantes.

Nosotros los hondureños siempre nos hemos caracterizado no todos, pero si la mayoría por ser personas no previsoras que nunca caminamos pensando en el futuro por el contrario vivimos siempre atrasados en todo incluso en pagar nuestras deudas y compromisos de ciudadanos con el estado.

La realización de las obras nunca obedece a planificaciones, programaciones y presupuestos determinantes en tiempos de ejecución y costos en todos los contratos se presentan las famosas prorrogas en los tiempos de entrega establecidos en los contratos y ajustes económicos en los precios fijados en los mismos y así de favorcito en favorcito el estado pierde sumas inimaginables de dinero y lo que sucede es lo lógico, los contratistas se hacen más ricos cada día y el país se hace más pobre.

O sea que ambos crecen y decrecen en forma inversa Pero estas cosas tampoco llaman la atención de nadie. Cuando estamos invadidos de problemas queremos resolverlos de la noche a la mañana y luego comenzamos a buscar soluciones improvisadas e inapropiadas y además extemporáneas y sacadas de la manga de la camisa, como se dice coloquialmente.
Pero todas estas diferencias obedecen es que a la gran mayoría de nuestra gente le apuesta a los adagios o refranes muy populares, pero completamente irreales como el que dice; “EN EL CAMINO SE ARREGLAN LAS MALETAS”.

Esta es nuestra singular forma de administrar y esto es lo que enseñamos a nuestros subalternos. ¡Qué calidad de enseñanza! Retomando el tema principal que nos ocupa que es el problema de la crisis existente en Tegucigalpa por el mal servicio de agua potable, justamente tiene su origen en una clara falta de previsión hacia el futuro y es precisamente en este punto donde la mula bota a Genaro.

Yo trabaje en el SANAA en mis años de juventud casi 8 años y en ese tiempo existían algunos problemas de agua en Tegucigalpa en la época más rigurosa del verano, el problema no era tan grave y acentuado como ahora, en el muy probablemente ahora el cambio climático ha tenido una incidencia negativa.

En aquellos años llegaron sucesivamente a la gerencia del SANAA tres gerentes que para mí establecieron la diferencia en esta institución por su capacidad técnica, liderazgo, dinamismo y sobre todo el gran compromiso con su patria.

Me tomare el honor de nombrarlos con el más alto sentido de respeto, admiración y afecto hacia ellos: ING. LUIS ARMANDO MONCADA GROSS; ING JULIO A. CARCAMO (Q.D.D.G); ING RUBEN FLORES GUILLEN.

Ellos fueron los que impulsaron la construcción de las represas Los Laureles y La Concepcion con las que actualmente cuenta Tegucigalpa. Desde el tiempo que la última de estas se puso en operación han transcurrido aproximadamente 20 años y desde esa fecha no se ha construido ninguna otra represa para el agua de Tegucigalpa. En este largo espacio de tiempo ha habido en la gerencia del SANAA varios ingenieros, que en honor a la verdad han pasado sin pena ni gloria. Y este histórico descuido lo están pagando con creces la población capitalina.

Yo tengo una vaga idea que en el SANAA existió una comisión técnica permanente que sería la encargada de promover y preparar los futuros proyectos para el agua de Tegucigalpa, pero desconozco si funciono o solo quedo en proyecto. De todas formas la idea es buena y valdría mucho retomarla y echarla a andar.

También desconozco si el SANAA tiene algún nuevo proyecto listo para licitarlo y de no ser así, la situación es mucho más complicada porque para ejecutar en su totalidad un nuevo proyecto ya estaríamos hablando de un plazo de tiempo entre 6 y 8 años para realimentar las redes de agua de Tegucigalpa y Comayagüela. Estos tiempos mínimos son partiendo de un supuesto demasiado optimista porque es bajo la condición que no existieran mayores inconvenientes y atrasos en los trámites legales y otros muchos requisitos que exigen los bancos como entidades que prestan los fondos.

En cuanto al tiempo que tomara la nueva obra miremos el tiempo que ha tardado el proyecto de la Represa Hidroeléctrica Patuca III. Aunque existen algunas diferencias entre ambas, si puede ser un aproximado termino de comparación, aunque la hidroeléctrica en mención aún no está en servicio y cuyo costo original se ha excedido exageradamente de la estimación presupuestada por las razones reales que son una afrenta para el pueblo hondureño y son las siguientes: Pésima administración y manejos turbios de las negociaciones de Indemnización con los dueños de los terrenos inundados y alto nivel de corrupción en todas las etapas del proyecto.

Que Dios nos libre de tanta corrupción que es el mayor pecado en que no reparan algunos hondureños deshonestos y sinvergüenzas.

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