Por Carlos Alvarenga. -El delito de desacato que regulaba el artículo 345 del Código penal de Honduras, fue declarado inconstitucional el 2005.
La sentencia se basó (entre otras cosas) en que violaba el artículo 72 de la Constitución que consagra, como derecho fundamental, la libre expresión y sea dicho de paso, porque tal derecho de los pueblos libres está además contemplado en diversidad de tratados internacionales, sin dejar de mencionar la Declaración de Derechos del Hombre y el Ciudadano de 1789 y la Declaración de Derechos Humanos de 1948, solo por mencionar un par.
Sin duda que es necesario, por cualquier razón, bajarle el odio que se desborda en las redes sociales, pero ello, que es una cuestión de actitud personal, de principios éticos, de valores morales, espiritualidad, buena educación, tolerancia, respeto no puede ser modificado por decreto, es decir, la ley no educa ni modifica conductas, sino la educación.
Educar por medio de decreto es imposible, lo que consigue es crear una olla de presión.
El proyecto de decreto no solo es imposible de cumplir, por lo que lo haría una ley inoficiosa, improcedente, sino que además viola la libertad de expresión, de pensamiento, y lo que más preocupa, es que es síntoma de un régimen intolerante, una potencial dictadura (una dictadura de verdad, no la que solo existe en mentes exageradas).
Lo que sí podría hacerse es procesar a aquellas personas que comentan delitos por medio de las redes, por ejemplo, contra el honor, contra el Estado, etc. Existen los medios probatorios para dar con los culpables y esas figuras delictivas están bien tipificadas en la legislación penal y son ley de la república.
No tienen por qué anda inventando el agua tibia.
Los regímenes dictatoriales, tanto de derecha (Augusto Pinochet, Rafael Leónidas Trujillo) o de izquierda (Fidel Castro, Hugo Chávez, Nicolás Maduro), se han caracterizado por cosas muy similares: prohibir la participación de otros partidos, persecución a la oposición, silenciar las opiniones contrarias, encarcelar a los disidentes (sino torturarlos, desterrarlos, matarlos), medios de comunicación silenciados o alquilados, disposición del erario público a voluntad sin auditoría alguna.
Si bien es cierto que los regímenes de derecha buscaban solo la entronización del dictador a plomo y sangre y que por su parte los de izquierda buscan más un cierto bienestar para el pueblo, las dictaduras son dictaduras y no pueden ser justificadas en ningún sentido. ¿O el fin justifica los medios?
En el país desde hace rato venimos viendo como con paciencia, astucia y mucha manipulación se viene constituyendo una dictadura moderna, baja en cafeína, “fat free”, libre de los pesados contaminantes de las dictaduras de antes. Es cierto que nos duelen los más de 40 manifestantes muerto, pero si fuera dictadura de las de verdad iríamos contabilizando 10 mil muerto y sinnúmero de encarcelados.
Esa dictadura “light” de derecha, moderna, en un sistema de aparente democracia, de aparente republicanismo, de instituciones supuestamente es autónomas, es idéntica a la que se ha fraguado, con ya tres mandatos consecutivos, en Nicaragua, una dictadura “light” de izquierda. Tanto así que me parecería que el excomandante ahora millonario es el que está “cochado” a nuestro mandatario.
No hay que ser adivino para saber, entonces, cómo le va a ir al país si así es la cosa. Solo hay que ver al país vecino y podremos hacernos una muy clara idea de lo que se nos viene, en ese sentido olvidémonos de la democracia y el sistema republicano, y ojalá, también, se disminuyan los homicidios a solo 8 por cada 100 mil habitantes, se incremente la inversión extranjera, se mejoren los números de la economía, etc.
¿Es esto para sentirse feliz aun renunciando a la democracia? ¿El fin justifica los medios? No lo sé, últimamente me he vuelto algo cínico.
Por el momento seguiré opinando en Facebook antes que me destierren.
