Redacción. El uso de hisopos de algodón para limpiar los oídos es una práctica común en millones de hogares. Sin embargo, esta costumbre ampliamente aceptada representa un riesgo real para la salud auditiva. Numerosos estudios médicos y organismos especializados han advertido que introducir objetos en el canal auditivo puede generar consecuencias graves, desde infecciones hasta pérdida de audición. Este artículo detalla los peligros asociados y explica cómo debe realizarse una correcta higiene del oído.
Qué función cumple el cerumen
El cerumen (cera del oído) no es un residuo, sino una sustancia natural producida por el cuerpo con fines protectores. Su función incluye:
-
Atrapar polvo, bacterias y partículas externas.
-
Lubricar el canal auditivo para evitar resequedad.
-
Prevenir infecciones.
-
Actuar como barrera contra insectos y otros cuerpos extraños.
El movimiento natural de la mandíbula al hablar o masticar ayuda a expulsar el cerumen hacia el exterior, donde puede ser retirado fácilmente.

Le puede interesar: ¿Cuántos pistachos se deben consumir al día? Esto dice la ciencia
Por qué no se deben usar hisopos dentro del oído
Los hisopos están diseñados exclusivamente para el uso externo, pero su empleo dentro del canal auditivo es perjudicial. Según la American Academy of Otolaryngology–Head and Neck Surgery:
-
Introducir objetos en el oído puede empujar el cerumen hacia adentro.
-
Esto provoca compactación, obstrucciones, dolor y pérdida de audición.
-
Las lesiones más comunes incluyen rasguños en el canal auditivo y perforaciones del tímpano.
La otorrinolaringóloga Tonia L. Farmer señala que el uso de hisopos dentro del oído “puede provocar desde irritaciones hasta la ruptura del tímpano”.
Datos concretos sobre lesiones causadas por hisopos
Diversos estudios revelan la magnitud del problema:
-
Más de 260,000 niños en Estados Unidos fueron atendidos en salas de emergencia entre 1990 y 2010 por lesiones causadas por hisopos.
-
En adultos, las lesiones van desde molestias menores hasta infecciones profundas o daños que requieren intervención quirúrgica.
-
Los niños pequeños y los adultos mayores son los grupos más vulnerables debido a la fragilidad de las estructuras del oído.
Riesgos más comunes del mal uso
-
Formación de tapones de cerumen, que generan dolor, zumbidos y disminución auditiva.
-
Irritación o microheridas internas, que pueden facilitar infecciones.
-
Perforación del tímpano, en algunos casos irreversible.
-
Mayor riesgo de otitis externa (infección del oído externo).
-
Daño permanente en la audición si la lesión no es tratada a tiempo.
Cómo se debe limpiar correctamente el oído
La higiene auditiva debe centrarse únicamente en la parte externa de la oreja. Las recomendaciones médicas son claras:
-
Limpiar solo la zona visible con un paño húmedo o toalla suave.
-
Evitar el uso de hisopos, pinzas, clips u otros objetos en el canal auditivo.
-
Si hay acumulación de cerumen que causa molestias, consultar a un especialista.
Médicos y otorrinolaringólogos emplean métodos seguros como:
-
Irrigación con solución salina controlada.
-
Instrumentos específicos bajo visión directa para remover el cerumen.
-
Gotas ablandadoras recetadas en casos puntuales.
Qué no se debe usar jamás
-
Velas auriculares: no hay evidencia científica que respalde su eficacia, y pueden causar quemaduras o daños internos.
-
Aspiradores caseros de cerumen: no están aprobados por organismos regulatorios de salud.
-
Remedios caseros sin supervisión médica: pueden alterar el pH del oído y generar infecciones.
Síntomas que requieren atención médica
Acudir al otorrinolaringólogo si se presenta alguno de los siguientes signos:
-
Dolor persistente o punzante.
-
Pérdida súbita o progresiva de audición.
-
Sensación de presión o taponamiento que no mejora.
-
Supuración o secreción.
-
Zumbidos intensos (tinnitus).
-
Fiebre asociada a molestias en el oído.
Intentar resolver estos síntomas con hisopos u otros objetos puede agravar la condición.
Prevención: cómo mantener una audición saludable
-
No introducir ningún objeto en el canal auditivo.
-
Realizar chequeos auditivos anuales, especialmente en niños y adultos mayores.
-
Moderar el uso de auriculares y evitar exposición prolongada a ruidos fuertes.
-
Secar el oído externo suavemente después del baño o la natación.
-
Consultar siempre con profesionales ante molestias persistentes.

El uso de hisopos dentro del oído es una práctica innecesaria y riesgosa. La limpieza interna del oído no es solo innecesaria en la mayoría de los casos, sino que puede causar más daño que beneficio. Conocer el rol del cerumen, identificar los síntomas de alerta y acudir al especialista ante cualquier anomalía son claves para conservar una buena salud auditiva a largo plazo.
De igual importancia: Cómo el aguacate mejora la digestión: beneficios respaldados por la ciencia