Redacción. Desde que el mandatario Donald Trump implementó las deportaciones masivas, el fenómeno se ha intensificado en varios países. En el caso de Honduras, este miércoles llegaron 128 hondureños deportados desde Estados Unidos.
Con varios sueños rotos y convirtiéndose en una rutina, los connacionales arribaron al Aeropuerto Villeda Morales de San Pedro Sula (Cortés) alrededor del mediodía. De los 128 deportados, 17 forman parte de núcleos familiares conformados por padre, madre e hijos.
Uno de los retornados, quien vivió 20 años en Estados Unidos, compartió su historia: es padre de dos niños nacidos en ese país y esposo de una hondureña con ciudadanía estadounidense. Pero su historial quedó marcado, ya que en su expediente constan dos deportaciones.
La cara en alto
Originario de El Progreso, Yoro, el compatriota prefirió mantener su identidad en el anonimato, ya que no desea que sus conocidos lo vean en esa situación. No obstante, señaló que está contento de haber llegado sano y salvo a tierra firme, y que sus progenitores están con vida.
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«Así es. Eso es lo importante, tener a sus padres vivos y estar otra vez aquí, sanos y salvos», expresó. Seguido, el compatriota anónimo aconsejó a las personas no salir del país de manera ilegal, especialmente si utilizan los servicios de los conocidos coyotes.
A pesar de lo difícil que puede ser una separación familiar, aún más cuando implica largas distancias, el progreseño destacó que su esposa viene todos los años a visitar a sus familiares en Honduras.
Aseguró que no volverá a Estados Unidos de manera irregular, ya que considera que es una travesía demasiado peligrosa. «No hay que arriesgar la vida. Yo les recomiendo a muchos que no lo intenten», concluyó.