Tras tres años, el sistema educativo tendrá una nueva reforma en la evaluación de los estudiantes de primaria y secundaria, pasando del 70/30 al 50/50 en trabajo acumulativo y examen, respectivamente, a partir de este 2025.
El ministro de la Secretaría de Educación, Daniel Sponda, afirmó que desde este 1 de febrero, que da inicio al año lectivo, la nueva evaluación será 50/50, sin oportunidades de dos recuperaciones ni la “escuelita” y con la flexibilidad en las clases prácticas.
“Esta es una de las nuevas disposiciones del sistema de evaluación. Venimos de un proceso de reforma desde 2022, en el que se eliminó aquel sistema de múltiples recuperaciones y la opción de la escuelita’ de vacaciones«, dijo a medios de comunicación.
Explicó que pretenden que para el 2026 la evaluación escolar tenga un cambio a 60 % de exámenes y 40 % de acumulativos, y para el 2027 sea de 70 % de prueba y 30 % de tareas.
Cabe recordar que en 2022 las autoridades educativas establecieron una evaluación de 70-30, con la cual buscaban reducir el número de jóvenes reprobados en todos los niveles tras la pandemia de COVID-19. No obstante, en 2024 la tasa de reprobados fue del 8 %, según Sponda, lo que representa aproximadamente 144 mil de los 1.8 millones matriculados.
La nueva medida no está enfocada en mejorar las estadísticas de reprobaciones del sistema educativo, sino en elevar los niveles de aprendizaje, que desde hace algunos años no alcanzan lo establecido en el Currículo Nacional Básico, principalmente en materias como matemáticas y español, según las autoridades. Sin embargo, surge la pregunta: ¿debe aplicarse en primaria y secundaria?
Viabilidad
El viceministro de Educación, Edwin Hernández, sostuvo que es viable aplicar la evaluación 50/50 en los distintos niveles para el desarrollo de actividades académicas.
“La evaluación es viable en todos los niveles. Esto facilitará tanto a los docentes como a los alumnos desarrollar actividades fuera y dentro del aula, especialmente en la rama investigativa y (servirá) para ampliar el campo de estudio”, afirmó.
Oportunidad tras la pandemia
Por su parte, la rectora de la Universidad Pedagógica Nacional Francisco Morazán (UPNFM), Lexy Medina, consideró que es oportuno implementar la nueva medida de evaluación, dado que ya se deberían haber evaluado las debilidades surgidas tras la pandemia.
“Es un momento preciso después de haber pasado por la pandemia, donde todos los estudiantes enfrentaron un proceso de aprendizaje digital. Muchos educadores identificaron ciertas debilidades en los estudiantes. Debemos profundizar en el avance”, expresó.
Agregó que “las evaluaciones no solo son sumativas, sino formativas. Se deben considerar la edad, los niveles de aprendizaje y las taxonomías implementadas en los contenidos. Los niños en las escuelas tienen la posibilidad de interactuar y de alcanzar esos niveles de aprendizaje. No porque sea 50 y 50 será difícil para un niño de educación básica; debe estar adaptado a su edad y madurez”.
Medina también reflexionó que la calidad de los estudiantes depende de los maestros y la forma en que enseñan, no solo del tipo de evaluación. “Si apuntamos a la calidad, debemos cumplir con los objetivos, usar el tiempo correcto en la enseñanza y diseñar materiales didácticos adecuados. La calidad recae en las habilidades y destrezas del profesor en el aula y de todos los agentes responsables del desarrollo educativo”, concluyó.
Bajos niveles académicos
Carlos Héctor Sabillón, miembro de la Federación Nacional de Instituciones Educativas Privadas de Honduras (FENIEPH), opina que la nueva evaluación podría mejorar el rendimiento de los estudiantes.
“Es una medida correcta. Hemos visto que la calidad académica había bajado mucho. Esto les obliga a estudiar más y ser más responsables”, señaló.
Sabillón recomendó a los padres involucrarse más en el apoyo a sus hijos para que haya una mejora en la vida estudiantil.
“Se logran buenos resultados si hay disciplina académica del maestro, del estudiante y de la familia. Si no hay colaboración entre estos tres actores, obviamente no tendremos buenos resultados”, cerró.
Aplicar en secundaria
El experto en temas educativos, Dennis Cáceres, recomendó aplicar la nueva evaluación únicamente a los estudiantes de secundaria.
“Es mejor aplicarla en educación media, en tercer ciclo. No es recomendable para los niños más pequeños, porque muchos no han ido a preescolar, provienen de ambientes de pobreza y están en procesos de formación”, afirmó.
Sugirió que a los estudiantes de segundo curso se les evalúe con un 40 % de examen, y a los de primer curso, con un 30 %. “Es recomendable, pero para tercer ciclo en adelante, para que se conecte con el sistema de admisión de la UNAH y aumente el número de estudiantes en las diferentes carreras”, sentenció.
Sin propuesta educativa clara
A criterio del presidente del Colegio de Profesores de Educación Media de Honduras (COPEMH), Alexis Vallecillo, la nueva evaluación debería acompañarse de una revisión del Currículo Básico.
“Debe llevarse a la par con la construcción de un nuevo modelo educativo, ya que no se ha cambiado ni una sola coma del Currículo Nacional Básico. Este debe adaptarse a la nueva realidad”, señaló.
Vallecillo subrayó la necesidad de construir un modelo educativo que forme ciudadanos hondureños preparados.
“Hemos avanzado en infraestructura y matrícula, pero en la propuesta educativa no hemos progresado. Siempre le apostamos a las estadísticas, y esas son fáciles de maquillar”, indicó.
Sin impacto en los estudiantes
El dirigente magisterial Gilberto Benítez considera que la nueva medida de evaluación no motivará a los estudiantes a prepararse mejor, ya que no existe una propuesta educativa atractiva para ellos.
“No va a mejorar la calidad educativa… No estamos en condiciones de implementar estrategias para forzar mejoras. Creo que se podrá, porque hay una cultura conformista”, afirmó.
Benítez destacó la necesidad de bibliotecas digitales y de dotar tanto a docentes como a estudiantes con tecnologías.
Concluyó indicando que buscan “formar alumnos educados, competitivos, con buenas ideas, buen uso de la razón, buena ortografía, análisis, escritura y lectura, pero estamos lejos de lograrlo”.
La educación de los jóvenes hondureños continúa enfrentando distintos retos que van más allá de las reformas en los sistemas de evaluación. La falta de recursos, las desigualdades sociales, el acceso limitado a tecnologías y la necesidad de actualizar el currículo nacional reflejan la complejidad de un sistema que debe adaptarse a las realidades actuales.