Redacción. El litoral de Texas, en Estados Unidos, enfrenta un panorama crítico debido al aumento proyectado del nivel del mar.
Estimaciones recientes de la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica (NOAA) advierten que un incremento extremo de 10 pies (3 metros) sumergiría extensas áreas urbanas y ecosistemas vitales. Este escenario impactaría directamente a millones de residentes y pondría en riesgo infraestructuras estratégicas para la economía del estado.
Los modelos de la NOAA identifican a Galveston, Corpus Christi y South Padre Island como las zonas con mayor exposición. Bajo un ascenso de 10 pies, localidades como Texas City, Freeport y Matagorda quedarían cubiertas por el agua, extendiendo la inundación varios kilómetros tierra adentro. Además de las zonas residenciales, refugios de vida silvestre como McFaddin y San Bernard desaparecerían por completo, lo que afectaría la biodiversidad y el turismo.
La preocupación federal se extiende a la infraestructura crítica. Hospitales, estaciones de bomberos y plantas de tratamiento de agua enfrentarían inundaciones permanentes. En sectores industriales como Houston-Galveston, la subida del mar amenaza refinerías y depósitos químicos, lo que podría provocar fugas de contaminantes y graves crisis de salud pública, según advierte la EPA.

Probabilidades
Aunque un aumento de 10 pies se considera un escenario extremo, los científicos confirman que el nivel del mar en el Golfo de México ya subió un promedio de 18 centímetros desde 1920.
Las proyecciones para el 2050 estiman un incremento adicional de entre 35 y 45 centímetros. Para el cierre de este siglo, el aumento podría alcanzar hasta 1.5 metros, dependiendo de la velocidad de las emisiones de gases de efecto invernadero y el hundimiento natural del terreno.
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La NOAA aclara que los modelos actuales no ven probable alcanzar los 10 pies de aumento dentro de este siglo. Sin embargo, los expertos no descartan esta posibilidad a largo plazo si no se reducen las emisiones globales. Actualmente, el estado ya experimenta los primeros efectos mediante la erosión de sus playas y la entrada de agua salada en los suministros de agua potable.
Medidas
Ante este riesgo, diversas agencias federales proponen estrategias urgentes para proteger el litoral texano. Las recomendaciones incluyen la construcción de muros de contención y diques, junto con la elevación de infraestructuras esenciales para evitar su inoperatividad. También sugieren restaurar humedales naturales que actúen como barreras frente al avance del mar y restringir nuevas construcciones en las zonas más vulnerables.
Instituciones como el Cuerpo de Ingenieros del Ejército de los Estados Unidos y FEMA ya financian proyectos de defensa costera. La actualización constante de los mapas de riesgo y la planificación urbana responsable son ahora herramientas fundamentales para reducir la vulnerabilidad de Texas ante un océano que avanza con mayor rapidez cada década.
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