Redacción. El Gobierno de Estados Unidos elevó su presión sobre Venezuela en medio del despliegue militar más grande en el Caribe en décadas. Según informó Infobae, el presidente Donald Trump autorizó nuevas acciones para endurecer su postura frente al régimen de Nicolás Maduro, incluso mientras evalúa salidas diplomáticas.
Fuentes conocedoras del tema dijeron que Trump avaló planes secretos de la CIA para operar dentro de Venezuela. Esas actividades, según explicaron, buscan preparar el terreno para posibles medidas más amplias. Al mismo tiempo, el mandatario reabrió canales indirectos de comunicación con Caracas, donde surgió una propuesta de Maduro para dejar el poder tras una transición de dos o tres años. Washington rechazó esa oferta.
Lea también: Comisión de EE.UU. determinará las causas del derrumbe del puente en Maryland
Las fuentes citadas por Infobae señalaron que la Casa Blanca considera inaceptable cualquier retraso en la salida del líder chavista. Por ahora, no hay autorización para enviar tropas de combate, pero el gobierno estudia escenarios que incluyen sabotajes, ciberoperaciones o campañas psicológicas.
El Pentágono trabaja en distintos cursos de acción. Entre ellos, identificar objetivos vinculados al narcotráfico y revisar posibles ataques a unidades militares cercanas a Maduro. Trump discutió esas alternativas con sus asesores en dos reuniones recientes en la Sala de Situación.
De concretarse, las operaciones encubiertas de la CIA serían el primer paso antes de cualquier acción militar visible. Ni la Casa Blanca ni la agencia de inteligencia comentaron sobre las autorizaciones presidenciales, reportó Infobae.
Negociaciones discretas y el interés petrolero
A pesar del endurecimiento público, ambos gobiernos han sostenido diálogos informales. Maduro, según las mismas fuentes, ofreció acceso preferencial al petróleo venezolano a compañías estadounidenses. Trump reconoció parcialmente esas conversaciones el domingo al afirmar: “Es posible que mantengamos conversaciones con Maduro, y ya veremos cómo resultan”.
En privado, el presidente ha discutido la importancia de las reservas petroleras venezolanas y el interés de empresas de Estados Unidos en operarlas. Las conversaciones incluyeron la posibilidad de que Maduro renuncie, pero la Casa Blanca insiste en que no aceptará un proceso de transición prolongado.

Escenario incierto y presión creciente
Personas familiarizadas con las negociaciones dijeron a Infobae que Trump aún no define qué salida prefiere. Podría aceptar un acuerdo político, permitir una retirada voluntaria de Maduro o apoyar una acción para removerlo por la fuerza.
Mientras tanto, Washington consolida una estrategia de máxima presión. La operación “Lanza del Sur”, dirigida por el portaaviones Gerald R. Ford y un contingente de 15,000 soldados, se mantiene como la mayor movilización naval estadounidense en el Caribe desde la crisis de los misiles.
El despliegue incluye infantes de marina en buques anfibios y personal en bases de Puerto Rico. Pero esta presencia militar es solo una parte del esfuerzo. La campaña también avanza en el terreno político y judicial.
Escalada en varios frentes
El Departamento de Estado anunció que clasificará al Cartel de los Soles como organización terrorista. Aunque no opera como un cartel tradicional, esta designación permitiría a Estados Unidos justificar nuevas acciones contra funcionarios ligados a Maduro.
Trump ha enviado mensajes contradictorios en público. Sugirió que no descarta el ingreso de tropas terrestres y reiteró que mantiene abierta la puerta a un diálogo directo con Maduro. “No descarto nada”, dijo. “Solo tenemos que ocuparnos de Venezuela”.
Desde abril, Estados Unidos ha realizado 21 ataques contra embarcaciones que, según el Gobierno, transportaban drogas. Al menos 83 personas murieron en esas operaciones. Legisladores demócratas y expertos legales cuestionan la falta de autorización del Congreso y advierten que los objetivos podrían no ser combatientes.
Trump sostuvo que las embarcaciones movían fentanilo, aunque altos mandos militares reconocieron en reuniones privadas que transportaban cocaína.
Con este escenario, la administración estadounidense combina presión militar, inteligencia y diplomacia informal mientras analiza cuál será su próximo paso en la crisis venezolana.



