Redacción. El cierre parcial del gobierno federal de Estados Unidos alcanzó su séptimo día sin visos de solución, con demócratas y republicanos atrincherados en una disputa sobre la Ley de Cuidado de Salud Asequible (ACA).
Los demócratas, liderados por Chuck Schumer, exigen reabrir el gobierno y extender los subsidios de ACA que están a punto de expirar para millones de asegurados, advirtiendo que lo contrario desatará una «crisis sanitaria» por el aumento de primas.
Mientras Schumer afirma que su posición busca evitar que las primas se disparen, los republicanos se mantienen «100% unidos», según el presidente de la Cámara, Mike Johnson. La postura republicana es inamovible: no negociarán ningún asunto hasta que el gobierno se reabra.
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El pulso se centra en que unos 24 millones de estadounidenses dependen de la cobertura subsidiada por la ACA. Los republicanos, que critican la ley desde su creación, ven en este cierre una oportunidad para forzar una reforma profunda del sistema de salud. Representantes como Chip Roy han alentado a sus colegas a no ceder, diciendo que «se acabó el juego, la pandemia terminó».
A pesar del impasse, la crisis sanitaria inminente ha abierto pequeñas grietas. Algunos senadores republicanos, como John Thune, sugieren que «podría haber un camino a seguir» para los subsidios si la Casa Blanca flexibiliza su postura, e incluso se han propuesto soluciones temporales. Sin embargo, líderes como Markwayne Mullin insisten en que su partido «no cede» y que la reapertura es el único paso inicial.
Trabajadores federales
La parálisis afecta a cientos de miles de empleados federales sin sueldo. La situación se agrava con la amenaza del presidente Donald Trump de bloquear el pago retroactivo a los trabajadores, incluso después de que se reabra el gobierno, un movimiento que Johnson calificó de urgente para que los demócratas actúen.
La Casa Blanca sí ha tomado medidas para mitigar el impacto inmediato en el programa WIC. Ante esto, anunció que utilizará ingresos por aranceles para reforzar sus fondos ante la escasez. No obstante, mientras las conversaciones legislativas sigan estancadas, el incierto horizonte del gobierno federal se mantiene.
