Redacción. En un contexto de creciente interés por la seguridad vial urbana, la ciudad de Nueva York ha sido reconocida como la urbe más segura del país para peatones y ciclistas.
Un informe reciente del bufete de abogados Wagner Reese, basado en datos de la Administración Nacional de Seguridad del Tráfico en las Carreteras (NHTSA), le otorgó el puntaje de riesgo de fatalidad combinado más bajo a nivel nacional: 5,85 sobre 100.
Este liderazgo no es casual, sino el resultado directo de la implementación sostenida de la iniciativa Vision Zero, lanzada en 2014 con el objetivo de eliminar las muertes y lesiones graves en el tránsito. Entre las medidas clave que han transformado el paisaje urbano y la seguridad, destacan la construcción de carriles protegidos para bicicletas. Del mismo modo, la introducción de intervalos peatonales adelantados en los semáforos y el establecimiento de límites de velocidad reducidos.
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Gran Manzana
El éxito de la Gran Manzana contrasta marcadamente con otras ciudades. En el extremo opuesto del ranking se encuentra Baton Rouge, Luisiana. Esta ciudad es catalogada como la más peligrosa para usuarios vulnerables con un preocupante índice de riesgo de 85,6. Esta disparidad subraya el impacto crucial de las políticas públicas y la inversión en infraestructura.
Además de los cambios físicos, el estudio, difundido por el New York Post, revela un aumento en la conciencia ciudadana. Las búsquedas en línea sobre “reglas de carril bici” se han disparado más de un 130 %. Del mismo modo, las consultas sobre el derecho de paso de los peatones crecieron un 70 %.
Pese a los logros, Nueva York aún enfrenta desafíos como las intersecciones complejas y la circulación de repartidores en motocicletas a alta velocidad. No obstante, su enfoque en el diseño urbano y el uso sistemático de datos la consolida como el modelo a seguir para otras metrópolis estadounidenses que buscan proteger a sus usuarios más vulnerables.
