Redacción. El programa de visa H-1B, vital para que empresas estadounidenses contraten a trabajadores extranjeros altamente calificados en áreas como tecnología y ciencias, ha sido sacudido por una nueva y polémica medida del gobierno.
El pasado 19 de septiembre, el presidente Donald Trump firmó una proclamación que impone una tarifa de 100,000 dólares para los nuevos solicitantes de este visado.
Este programa, establecido en 1990 para cubrir la escasez de mano de obra calificada, es fundamental para gigantes tecnológicos como Amazon, Google y Microsoft. Permite a las compañías contratar profesionales extranjeros por un período de tres años, renovable por otros tres. Aunque el estatus es temporal, a menudo las empresas patrocinan a sus empleados para que obtengan la residencia permanente o «tarjeta verde».
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La nueva tarifa, que entró en vigor el 21 de septiembre, busca disuadir a las grandes corporaciones de utilizar el programa para reducir costos laborales y reemplazar a trabajadores locales. «Si una compañía va a entrenar a alguien, debe ser un recién graduado de una universidad del país», explicó Howard Lutnick, secretario de Comercio.
Lutnick afirmó que la tarifa sería anual. Sin embargo, la secretaria de prensa de la Casa Blanca, Karoline Leavitt, señaló que se trataría de un pago único. Además, se anticipa que la norma enfrentará desafíos legales.
Impacto
El H-1B ha sido un motor para la competitividad de EE. UU., permitiendo a las empresas mantenerse a la vanguardia. Para muchos trabajadores extranjeros, especialmente de la India, que representan la mayor proporción de beneficiarios, es una puerta a una vida profesional y personal en el país.
A pesar de la obligación de pagar a los trabajadores extranjeros salarios justos, el Economic Policy Institute encontró que cerca del 60% de los puestos de visa H-1B eran remunerados por debajo del salario medio. Esto subraya una de las principales controversias del programa.

La respuesta de India, país de origen de la mayoría de los beneficiarios, no se hizo esperar. El Ministerio de Asuntos Exteriores advirtió sobre las “consecuencias humanitarias” que los cambios abruptos podrían tener en las familias que han vivido en EE. UU. durante décadas. La situación pone en relieve la tensión entre la protección del mercado laboral local y la necesidad de talento global.



