Redacción. Miami encabeza el ranking estadounidense de ciudades menos asequibles para comer en restaurantes de gama media, según un informe internacional de Chef’s Pencil. El estudio analiza el porcentaje del ingreso mensual que un residente debe destinar a una cena típica de tres tiempos, superando a Nueva York, Los Ángeles, San Francisco y otras ciudades reconocidas por su alto costo de vida.
El análisis se basa en datos de Numbeo, que incluyen precios de restaurantes y salarios promedio netos. En Miami, el costo promedio de una cena de tres tiempos para una persona es de 60 dólares, equivalente al 1,4 % del ingreso mensual promedio, estimado en 4,230 dólares. En comparación, en Nueva York el gasto representa un porcentaje menor del salario, mientras que en ciudades como Dallas, Denver o Houston, la proporción cae por debajo del 1 %.
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Factores que elevan los precios
El informe identifica varios factores que influyen en el elevado costo de comer fuera en Miami:
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Alquileres comerciales altos: el aumento sostenido de los costos de locales para restaurantes impacta directamente en los precios al consumidor.
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Incremento de costos laborales: los salarios en el sector de la hospitalidad han subido, presionando los márgenes de los restaurantes.
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Alta demanda turística y local: la intensa actividad de visitantes y residentes eleva la presión sobre la oferta gastronómica.
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Propinas obligatorias: con un estándar del 15 % al 20 %, el gasto total del comensal aumenta respecto a otras regiones donde esta práctica es menor o inexistente.
La metodología del estudio compara el precio de una comida de tres tiempos con el ingreso neto mensual, ajustando los datos tanto para consumo individual como para parejas, lo que permite comparaciones homogéneas a nivel nacional e internacional.
Comparación global
A nivel global, la asequibilidad en Miami se asemeja a la de ciudades europeas como Madrid, Viena o Copenhague. En América Latina, urbes como Buenos Aires, Caracas y Río de Janeiro presentan porcentajes aún mayores del ingreso destinado a gastronomía, aunque esto se debe principalmente a salarios más bajos.
El informe concluye que, aunque los ingresos en Miami son relativamente altos, los aumentos de costos y la presión sobre la hostelería reducen significativamente la capacidad de los residentes para cenar fuera, situando a la ciudad como la más costosa del país en términos relativos de poder adquisitivo frente a restaurantes de gama media.
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