Redacción. “Les aconsejo a todos mis paisanos que van para allá, que se detengan, porque a nosotros no nos quieren allá”, fueron las primeras palabras de Dago Portillo al llegar a suelo hondureño, tras ser deportado en las redadas implementadas en Estados Unidos por el presidente Donald Trump.
Portillo aterrizó en un vuelo proveniente de Houston, Texas, estado donde los operativos del Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE) le dieron captura recientemente a pesar de no tener antecedentes.
“Yo me entregué a migración con la aplicación CBP One, porque estaban dando permiso. Estuve un año en México esperando mi permiso, cuando al fin me salió, me dejaron entrar, estuve mucho tiempo ahí (Texas) y en la última corte me dijeron que no había asilo y me deportaron”, explicó el apesarado ciudadano.
Maltrato y discriminación
Desde el centro de ayuda al migrante de San Pedro Sula, Cortés, Portillo relató que la comunidad latina indocumentada está sufriendo discriminación y maltrato.
«Si usted es de Siria, Rusia, palestino o de otros países le van a dar un trato diferente, pero si uno es de Centroamérica lo ven como peligroso criminal. No entiendo el por qué», externó.
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El hondureño agregó que el ICE da un trato agresivo a los migrantes, encadenándolos hasta por 24 horas, hasta su expulsión.
“A mí me encadenaron desde las ocho de la noche y nos desencadenaron hasta hoy que llegamos al país. Encadenados de pies y manos nos mandan”, lamentó ante los medios locales.
Finalmente, dijo que en Estados Unidos se respira miedo e incertidumbre, ya que los oficiales del ICE buscan en cualquier lugar, inclusive los menos esperados.
Desde inicio de semana, ICE detuvo a más de 1.179 personas, el número más alto desde el regreso de Trump. De ellos, solo 613 -un 52 %- se consideran “arrestos criminales” de inmigrantes con antecedentes penales en Estados Unidos o casos pendientes en otros países.
