Redacción. «Sin familia, sin dinero y sin empleo, regreso a mi país en busca de salir adelante, con la esperanza de algún día reunirme nuevamente con mi familia en Estados Unidos», comenzó a relatar entre lágrimas un hondureño deportado.
El retorno de los migrantes hondureños desde Estados Unidos ha sido una de las situaciones más dolorosas que muchas familias han tenido que enfrentar.
Después de años de lucha, sacrificios y sueños truncados, decenas de hondureños están regresando a su país, pero con el corazón lleno de incertidumbre. No solo afecta que la vida en Estados Unidos no ha sido fácil, sino también porque el regreso a su patria no significa una oportunidad, sino una nueva lucha.
Uno de esos migrantes es un hombre que, al ser entrevistado en San Antonio, expresó el dolor de haber dejado atrás a su familia. “Mi vida entera quedó en Estados Unidos. Ha sido muy difícil dejar a la familia”, dijo con la voz quebrada, reflejando el sufrimiento que muchos de sus compañeros comparten.
Asimismo, este compatriota transmitió una sensación de incertidumbre, sin saber qué hacer ni qué camino tomar. La desesperanza era evidente en sus ojos. «Vamos a pensar más tarde, a ver qué pasa. Con lo difícil que está todo, no sé… no sé nada todavía», expresó, mientras la angustia y el miedo a lo desconocido lo atormentaban.
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Deportaciones de Hondureños
En otro testimonio, Edwin Molasco, quien pasó dos años encerrado en Estados Unidos, comentó con resignación: “Cometimos errores, como todo el mundo comete errores. Pero de los errores aprendemos todo».
A pesar de las adversidades, Edwin no se rinde. Pero su mirada es clara: “No, no quiero regresar. La vida allá va a ser muy dura. Vamos a ser perseguidos, las personas emigrantes por el gobierno, por la policía de USA… no lo recomiendo.”
La incertidumbre los acompaña mientras luchan por encontrar un lugar en un país que no les ofrece esperanza. Edwin, que ahora regresa a Honduras con un oficio aprendido y un idioma nuevo, sabe que tiene poco para empezar. “Vamos a ser muchos, y no hay trabajo.” Y ese es el temor que recorre las calles de los migrantes retornados.
El llamado de los migrantes es claro: “Es importante que el sector empresarial, el gobierno, generen empleo para todos los hondureños que estamos llegando. Necesitamos esperanza, porque vamos a ser muchos, y no hay trabajo.”
Es un retorno lleno de promesas rotas y sueños sin cumplir. Los migrantes retornados no sólo enfrentan el dolor de dejar atrás a sus seres queridos, sino también el dolor de no saber qué les espera en un país que, por ahora, no parece tener respuestas.