San Pedro Sula, Honduras. Cada año son muchos los hondureños que se ven obligados a abandonar su país de origen por diferentes motivos, ya sea por crisis económica o inseguridad. De ellos, son muchos los menores que retornan. Este año, casi 2,000 son los que registra la Secretaría de Niñez, Adolescencia y Familia (SENAF).
Según datos oficiales de la SENAF, del 1 enero hasta el 11 de marzo de este año, Honduras registra 1,989 niñas, niños y adolescentes (NNA) retornados a nuestro país.
De ese grupo, proceden de EEUU (1453), de México (434), de Guatemala (46) y de Belice (11)». En total 842 son niñas y 1,050 niños, de los cuales 1,534 lo hicieron acompañados de algún adulto y 358 lo hicieron solos.
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En 10 años han retornado casi 120 mil menores al país. La SENAF registra que desde el año 2014 hasta el 4 de marzo 2024, Honduras contabiliza 119,407 niñas, niños y adolescentes (NNA) retornados de EEEUU, México, Guatemala y Belice.
Mientras que el 2023 registró 12,758 NNA hondureños retornados; de los cuales 9,444 fueron atendidos con procedencia de EEUU y 2,848 de México. Al menos 5,764 fueron niñas y 6,994 niños.
Peligros al migrar
El encargado de Comunicaciones de la SENAF, Ariel Moreno, dijo a Diario Tiempo, que todas las personas tienen derecho a migrar, es un derecho humano.
Sin embargo, cuando este derecho está enfrentado a la violación de distintos tipos, en el que niños y niñas pueden ser parte de abuso sexual, trata y tráfico de órganos, todos esos flagelos que se pueden encontrar durante el camino migrante, es ahí donde la familia debe repensar si emprenden la ruta migrante.
Para Edgardo Molina, Coordinador de Proyecto Binacional de Migración de la Coordinadora de Instituciones Privadas Pro las Niñas, Niños, Adolescentes, Jóvenes y sus Derechos (COIPRODEN), muchos pequeños se ven obligados a salir del país, cuando miran que sus padres carecen de un trabajo digno, imposibilitándolos a que les den acceso a una buena educación. A su vez, enfrentan necesidades como acceso a los servicios básicos y a la vida familiar.
¿Qué pasa en la ruta? Pasan muchas cosas, explicó Molina, citó como ejemplo, reciben enfermedades como disentería o desnutrición provocadas por la ingesta de aguas sucias que toman de los ríos y charcos. También, se exponen a ser víctima de la trata de personas, trasiego de droga, al crimen organizado y trabajos forzados.
Sumado, cuando los capturan las autoridades migratorias, los llevan a centros de internamiento que más parece una cárcel y ahí tienen que esperar su turno para ser deportados a su país.
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«Esta experiencia se vuelve traumatizante para los pequeños porque las propias autoridades de tránsito vecino Guatemala, EEUU y México, se encargan de hacerles ver que no vuelvan por ahí. Los exponen a cuartos fríos y se alimentan con comidas con químicos para bajarles las energías, sumado, son más de 12 horas de trayecto en vía terrestre cuando vienen de retorno, finalizó Molina.
Proceso
Ariel Moreno detalló a Diario Tiempo el proceso que realizan cuando reciben a un menor retornado. Primero, se les hace el trámite migratorio para que ingrese de nuevo al país.
Posteriormente, el pequeño pasa al Centro de Atención al Migrante Retornado (CAMR) que está en SPS. Aquí se les brinda toda la atención médica y psicológica, vestuario, alojamiento y alimentación, entre otros.
Luego, se averigua quienes son sus padres y familiares, en caso de que retorne solo. Y si viene acompañado, verificar si son realmente sus padres o familiares. Finalmente, se hace un estudio al familiar para saber si la causa de salir del país fue por algún tema de violencia o por falta de empleo.
«Si se investiga que el niño huyó por tema de violencia dentro de su familia, ya sea por su madre o padre, se le busca un espacio para que pueda recibirlo una familia extendida (abuelo, tío o primo)». De no tener una familia extendida, el menor pasa a la Institución Residencial de Cuidado Alternativo (IRCA), mientras nosotros buscamos la forma de solucionarle en un lapso de 4 días máximo», explicó Moreno.
La labor de COIPRODEN
Para apoyar los derechos de la niñez y la adolescencia, en crear políticas a favor de la niñez, entra a hacer su papel la COIPRODEN, una organización no gubernamental, de carácter social, sin fines de lucro.
A ella se han afiliado 29 organizaciones que trabajan para el bienestar de la niñez, adolescencia y juventud de Honduras. «Nuestro fin es de incidir por las políticas públicas, para la aprobación de leyes y la garantía de los derechos de la niñez y adolescencia», dijo a Diario Tiempo, Dennis Salgado, Coordinador de Comunicaciones de la COIPRODEN.
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Entre sus logros, detalló Salgado, el año anterior dejaron de ser una dirección de la niñez, adolescencia y familia, para convertirse en una Secretaría. De esta forma tendrá una atención especializada, mayor presupuesto y más alcance el trabajo que realice.
También, ante el fenómeno migratorio de niñez, se firmó un protocolo de atención a la niñez migrante retornada entre Honduras y Guatemala. Lo anterior permite que los menores una vez que pasen por Guatemala, no sean los policías o militares que los atiendan, sino que psicólogos o trabajadores sociales de la Cancillería del país vecino.
Datos del INM
Por su parte, el Instituto Nacional de Migración (INM) registra del 1 de enero al 17 de marzo del presente año, un total de 8,438 personas que regresaron a suelo hondureño por diferentes motivos: por deportación, retorno de manera regular y de forma voluntaria.
De esta cantidad, 1,158 fueron niñas y 1,574 niños, lo que suma 2,732 menores. Y en cuanto al rango de edades 1,368 (de 11-20 años) y 1,364 (0-10 años).
En su mayoría, retornaron de EEUU, seguido de México, Guatemala, España y Belice. Regresaron en el orden de mayoría, por vía aérea, terrestre y marítima.
El 2023 contabilizó 56,172 migrantes hondureños retornados, de ellos, 6,351 niñas y 9,168 niños.
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