SAN PEDRO SULA. Estely Mejía, recordada por todo los hondureños por dedicarse a la venta de verduras tras pasar por un conocido canal capitalino.
Comentó al periódico que su niño aún está siendo tratado por su delicado estado de salud en El Salvador.
«Hay que hacerle otros exámenes y lo llevaré al neumólogo.
Pero luego de eso espero lo puedan operar, por ahora está estable, pero con tratamiento en cámaras».
Señaló Estely Mejía, quien ha gozado de la solidaridad de muchos compatriotas, incluso en los Estados Unidos.
Asimismo, remarcó que dos veces a la semana lleva al pequeño Johan a un hospital de El Salvador, pero los gastos son muchos.
Pues es difícil sostener cuando no hay un trabajo que le permita sufragar todo lo que se necesita.
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¿Se te hace conocida? Podría ser, ella radica en el Municipio de Sinuapa, Ocotepeque, región occidentel del país.
Junto a su mamá se desplazan muy temprano para poder vender la “verdurita” como dice ella y así darle de comer a sus tres hijos.
Sí…tres hijos, pero ha luchado sola para sacarlos adelante, los hombres no fueron los mejores padres.
Y pues sola como toda una heroína para ellos, busca darles la alimentación y un techo digno.
Cuando escuchaste reportera te imaginaste a alguien más elegante, más guapa, con mejor ropa y maquillada.
Pero el deterioro la ha venido siguiendo por su modo de vida, una que seguramente nadie desea, pero a veces toca afrontarla de pie y con la frente en alto.
La joven vive junto a sus hijos y madre en una casa alquilada por aproximadamente 800 lempiras y la cual es compartida por varias familias.
Su padre falleció de forma natural hace dos años y desde allí su vida ha sido más y más complicada.
“Mi papá era muy especial, recuerdo que cuando era pequeña me levantaba para ir a la escuela.
Ya cuando se separaron con mi mamá lo iba a visitar y me tenía el atol hecho con un pancito, en verdad me hace falta verlo.
Días después de su muerte vivíamos en una casa propia en un terreno que le dejaron a un hermano.
Pero nos sacaron y desde allí estamos alquilando”, dijo Mancía.
Allá en lo más recóndito del pueblo, donde hay vacas, pájaros cantando y se siente la brisa ligera de los árboles.
Está situada una humilde vivienda donde habita la joven que trabaja duramente para salir adelante y que aún no deja la esperanza de tener un mejor trabajo.