Redacción. El presidente de El Salvador, Nayib Bukele, asumió el poder en 2019 y actualmente cumple un segundo mandato. Mientras sus críticos consideran este periodo inconstitucional, el mandatario afirmó que estaría dispuesto a permanecer en el poder por una década más.
«Si por mí fuera, yo seguiría 10 años más», dijo Bukele en una entrevista en video publicada el lunes por el youtuber español TheGrefg. Explicó que inicialmente había acordado con su esposa dejar la política en 2029.
El Salvador celebrará sus próximas elecciones presidenciales en 2027, donde se definirá quién gobernará el país centroamericano hasta 2033.
Bukele podrá postularse a un tercer mandato, lo cual será posible tras una reforma constitucional aprobada en julio por el Congreso, controlado por el partido oficialista. La reforma permite la reelección presidencial indefinida, amplía el periodo de gobierno de cinco a seis años y elimina el balotaje.
Expertos legales nacionales e internacionales han cuestionado la legalidad de los intentos del mandatario por prolongar su permanencia en el poder.
Segundo mandato
A inicios de 2024, Bukele ganó su segundo mandato con una victoria contundente, pese a una prohibición constitucional que una decisión de la Corte permitió superar.
El presidente, de 44 años, mantiene uno de los índices de aprobación más altos del mundo. Su popularidad se debe a su política de mano dura contra el crimen, que ha reducido de forma significativa las tasas de homicidios.
No obstante, sus críticos aseguran que estas medidas han afectado los derechos civiles. Denuncian detenciones arbitrarias, torturas e incluso muertes bajo custodia estatal.
Bukele, quien se describió en Twitter como «el dictador más cool del mundo», afirmó que no planea instaurar una dictadura. También sostuvo que los salvadoreños decidirán si debe continuar en el poder.
Su segundo mandato y su intención de extenderlo han intensificado el debate sobre la democracia en El Salvador. Mientras sus seguidores destacan la estabilidad y la seguridad, sus detractores alertan sobre un posible giro autoritario. La comunidad internacional observa de cerca la evolución política del país.
