Redacción. Cada 19 de noviembre se conmemora el Día Internacional del Hombre en todo el mundo, una fecha que busca visibilizar las experiencias únicas de hombres y niños.
Esta celebración destaca temas como la salud masculina, la promoción de modelos positivos y la igualdad de género. Además, a través de esta conmemoración, las organizaciones que la promueven buscan denunciar la discriminación, el abuso y la violencia que pueden sufrir los hombres.
Origen del Día del Hombre
El primer evento oficial del Día del Hombre tuvo lugar en 1992, aunque la idea de celebrarlo se remonta mucho más atrás. Según la fundación australiana Dads4Kids, que hoy promueve la conmemoración, “las reivindicaciones para crear un Día Internacional del Hombre datan al menos de la década de 1960”.
Por ejemplo, en 1969, el New York Times publicó un artículo señalando que muchos hombres promovían en privado que el 23 de febrero se estableciera como Día Internacional del Hombre, equivalente al 8 de marzo, Día Internacional de la Mujer.

Un año antes, el periodista estadounidense John P. Harris publicó un editorial cuestionando que la Unión Soviética promoviera un Día Internacional de la Mujer para las trabajadoras, pero no existiera un equivalente para los trabajadores.
Entre 1960 y 1990 se publicaron diversos artículos que planteaban la misma inquietud. Sin embargo, no fue hasta febrero de 1991 que el profesor Thomas Oaster, de la Universidad de Missouri, junto con un pequeño grupo de hombres en Kansas, Estados Unidos, concibieron la idea de crear un “día libre para hombres” para reconocer sus contribuciones.

¿Por qué se celebra el Día Internacional del Hombre?
El Día Internacional del Hombre propone reconocer a aquellos hombres que construyen entornos de apoyo, afecto y equilibrio desde su vida cotidiana. La celebración tiene como ejes principales los siguientes:
- La salud física y mental, invitando a los hombres a cuidar su bienestar.
- La promoción de valores positivos, como la solidaridad, la responsabilidad y la integridad.
- El impulso de relaciones sanas, especialmente en la paternidad y los vínculos familiares.
- La reflexión social, destacando que las masculinidades también requieren espacios de diálogo, comprensión y evolución.

