Redacción. Los precios de los boletos de avión pueden cambiar en cuestión de segundos cuando se compran por internet, pero una polémica propuesta de Delta Airlines generó preocupación entre los usuarios y expertos en protección de datos.
Según un reportaje de medios internacionales, la aerolínea estadounidense habría considerado el uso de inteligencia artificial (IA) para ajustar el costo de los boletos en función de los datos personales y la situación de cada pasajero.
El sistema buscaría aplicar tarifas personalizadas dependiendo de la urgencia o necesidad del viaje. “Por ejemplo, que se acabe de morir un familiar y tienes que ir al funeral, notan que estás en un estado de necesidad y te pueden subir el precio”, explicó Borja Adsuara, profesor de derecho digital de la Universidad de Villanueva, España.
El especialista señaló que el problema no radica en la tecnología, sino en el uso indebido de los datos personales. “La IA no es el problema. La ilegalidad está en que utiliza unos datos personales que tú no has autorizado que utilicen”, añadió.
El planteamiento de Delta provocó un fuerte debate sobre ética digital, privacidad y derechos del consumidor. Expertos recordaron que las normas de protección de datos y de defensa del consumidor prohíben prácticas discriminatorias como esta.
Casos similares ya se han registrado en otras plataformas. “Uber o Cabify, si detectan que tienes la batería del móvil a punto de apagarse, te cobran más porque saben que necesitas un coche con urgencia”, comentó Adsuara, comparando los algoritmos de precios dinámicos en diferentes servicios digitales.
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Negaron acusaciones
Sin embargo, ante la polémica, Delta Airlines negó las acusaciones y aclaró que no utiliza inteligencia artificial para fijar precios individuales.
La compañía, con sede en Atlanta, explicó que emplea sistemas de IA para otros procesos internos, como mejorar la experiencia del cliente o gestionar la operación de vuelos, pero no para personalizar tarifas.
En un comunicado, la aerolínea aseguró que sus precios “están determinados por la dinámica del mercado y la fuerte competencia”, descartando cualquier práctica discriminatoria hacia los pasajeros.
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