Redacción. Las mujeres que nunca han fumado tienen hasta un 60 % más de probabilidades de desarrollar enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC) que los hombres en la misma condición, de acuerdo con un estudio global publicado en European Respiratory Journal.
La investigación fue liderada por Alexander Steinberg, de la Universidad de Washington, junto a especialistas del Colegio Dartmouth y otras instituciones internacionales. El análisis incluyó a miles de adultos mayores de 40 años de diversas regiones del mundo, evaluando tanto a fumadores como a personas que nunca consumieron tabaco.
Una enfermedad crónica y progresiva
La EPOC describe una pérdida gradual e irreversible de la función pulmonar, caracterizada por la dificultad para mover el aire dentro y fuera de los pulmones. Sus síntomas más frecuentes son tos persistente, sensación de falta de aire incluso con pequeños esfuerzos y opresión torácica.
En Occidente, el consumo de tabaco es la principal causa identificada, pero también existen otros factores de riesgo, como la exposición prolongada a humo de leña, contaminantes del aire o sustancias irritantes presentes en el entorno laboral y doméstico.

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El hallazgo clave
Tras ajustar los datos para aislar el impacto del sexo biológico sobre la prevalencia de la EPOC, los investigadores determinaron que las mujeres nunca fumadoras tenían 1,6 veces más probabilidades de desarrollar la enfermedad que los hombres nunca fumadores. Este patrón se repitió incluso en países con baja tasa de tabaquismo femenino.
La recopilación de datos incluyó antecedentes médicos, condiciones laborales, nivel educativo y exposiciones a contaminantes domésticos y ambientales. Entre las fuentes de riesgo evaluadas estuvieron el humo de leña para cocinar o calefaccionar, partículas en suspensión, gases industriales y polvo.
Posibles causas de la mayor vulnerabilidad femenina
Los autores sugieren que las diferencias en la anatomía y desarrollo pulmonar entre hombres y mujeres podrían influir en la respuesta del aparato respiratorio frente a irritantes.
Por ejemplo, un diámetro de vías respiratorias más pequeño en promedio podría facilitar que partículas contaminantes generen mayor daño.
Asimismo, en muchas regiones, las mujeres tienen mayor exposición a contaminantes domésticos debido a labores de cocina con combustibles sólidos o calefacción a leña, especialmente en áreas rurales o de bajos recursos.
Limitaciones y advertencias
El estudio utilizó encuestas autoinformadas y no realizó pruebas de espirometría para confirmar cada diagnóstico, lo que podría subestimar o sobrestimar algunos casos. Tampoco se midió con precisión el tiempo y la intensidad de exposición a contaminantes, lo que deja margen de incertidumbre.
El neumonólogo Diego Litewka, jefe del Servicio de Neumonología del Hospital Fernández (Buenos Aires), opinó que los resultados son relevantes, pero deben interpretarse con precaución. “La metodología utilizada puede no haber detectado todos los casos reales, aunque confirma que la EPOC no es un problema exclusivo de los fumadores”, señaló.
Litewka insistió en que el consumo de tabaco y vapeo sigue siendo la principal causa prevenible de la enfermedad y recomendó evitar su uso por completo.
Implicaciones para la salud pública
Los investigadores recomiendan que los sistemas de salud fortalezcan la detección temprana de EPOC en mujeres, incluso sin antecedentes de tabaquismo, y adapten las campañas educativas para incluir riesgos ambientales y biológicos específicos de este grupo.
La investigación refuerza la necesidad de considerar el género en las estrategias de prevención, diagnóstico y tratamiento de enfermedades respiratorias crónicas.
“La prevalencia de EPOC en mujeres nunca fumadoras fue notoriamente más alta que en hombres nunca fumadores”, advirtieron los autores. “Este patrón exige replantear las políticas de salud respiratoria a nivel global”.

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