CORTÉS, HONDURAS. Ana María Sevilla Cárcamo falleció por sospechas de COVID-19 dentro de un taxi cuando iba en busca de atención médica a un triaje sampedrano, pero no logró llegar a tiempo.
Gustavo Amador, hijo mayor de la hondureña relató entre lágrimas cayendo de su rostro que desde hace una semana comenzó a sentirse mal y la tenían en casa.
Lea también: En taxi: muere mujer buscando atención en triaje de INFOP en SPS
Cuando pasaron los días y los síntomas se hacían más fuertes, decidieron llevarla a una clínica privada, no obstante, no la pudieron atender, dijo el joven.
Contó que su progenitora laboraba en un laboratorio propio. Por otro lado, cuando le cuestionaron al hondureño si él se había hecho prueba de COVID-19, respondió que «no».
Asimismo, afirmó que tanto su madre como sus demás familiares aún no estaban inmunizados contra el virus. «No hallamos lugar. Nos íbamos a vacunar, pero estaba todo lleno», aseguró.
De igual forma, mencionó que aunque asistieron a varios centros de vacunación, no encontraron cupos. Su madre estaba dispuesta a inocularse, agregó. «Valoren a sus madres, aprovechen los momentos, no las dejen salir», aconsejó él.
La doctora Evelyn Bueno, coordinadora del triaje ubicado en el Instituto Nacional de Formación Profesional (INFOP), informó que el esposo de la fallecida está ingresado en un estado critico en el Hospital Leonardo Martínez Valenzuela (HLMV).
Largas filas y pocas vacunas
El pasado 27 de julio muchos hondureños denunciaron que pese a los diferentes arribos de vacunas al país, cuando asistían a los centros habilitados para inmunizarse, no lograban hacerlo, puesto que solo asignaban cierta cantidad en cada establecimiento.
Un ciudadano detalló que asistió al Gimnasio Olímpico pero que no le aplicaron la primera dosis porque solo tenían autorizadas 500 vacunas. Ante ello, gran cantidad de personas se quedaron sin inocularse.
? Suscríbete gratis a más información en nuestro WhatsApp haciendo clic en el enlace: http://bit.ly/2LotFF0.
