Redacción. El papa Francisco, máxima autoridad de la Iglesia católica, falleció este 21 de abril a la edad de 88 años, confirmó el Vaticano.
Durante los últimos años, el pontífice enfrentó diversas complicaciones de salud, incluyendo dolores persistentes en la rodilla y la cadera, una hernia abdominal y episodios de bronquitis recurrente. El pasado 17 de febrero, la Santa Sede comunicó que Francisco padecía una infección respiratoria que presentaba un “cuadro clínico complejo” y que requería hospitalización. Desde entonces, su estado fue motivo de preocupación constante.
A pesar de su frágil salud, el papa mantuvo sus actividades hasta donde le fue posible. De hecho, en el último Domingo de Pascua, aún convaleciente, apareció brevemente en el balcón central de la Basílica de San Pedro para dirigir unas breves palabras a los fieles congregados, deseándoles con voz débil una “feliz Pascua”.
Un pontificado histórico
Jorge Mario Bergoglio vino al mundo el 17 de diciembre de 1936 en Buenos Aires, Argentina, dentro de una familia humilde de inmigrantes italianos. Su padre, Mario José, trabajaba como contador y empleado ferroviario, mientras que su madre, Regina María Sivori, cuidaba del hogar y criaba a sus cinco hijos. Jorge fue el mayor de todos.
A los 17 años, durante una confesión que él mismo describió como reveladora, descubrió su vocación religiosa. “Sentí el asombro de un encuentro. Me di cuenta de que alguien me estaba esperando”, recordaría años más tarde. Esa experiencia marcaría su destino. En 1958 ingresó al noviciado de la Compañía de Jesús en Córdoba y fue ordenado sacerdote el 13 de diciembre de 1969, justo en la madrugada de su cumpleaños número 33.
Durante su formación, estudió filosofía y teología, fue profesor de literatura y psicología, y vivió un año en España antes de hacer su profesión perpetua como jesuita en abril de 1973. En Argentina, fue conocido por su estilo austero, su cercanía con los más pobres y su compromiso con los valores sociales del Evangelio.
El 13 de marzo de 2013, el Colegio Cardenalicio eligió a Jorge Mario Bergoglio como el primer papa latinoamericano, el primer jesuita y el primero en adoptar el nombre de Francisco, en honor a San Francisco de Asís, símbolo de la humildad y la entrega a los pobres. Con esa decisión, los cardenales dieron un giro inesperado y esperanzador para muchos dentro y fuera de la Iglesia.
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Una voz firme frente a los desafíos del mundo
Durante más de una década, Francisco no rehuyó los temas espinosos. Denunció con firmeza la pobreza extrema, la corrupción, el poder desmedido del sistema financiero y los efectos devastadores del cambio climático. A nivel interno, impulsó reformas en la Curia romana, fomentó una Iglesia más abierta y dialogante, y pidió perdón por los abusos cometidos dentro de la institución.
Tanto sus seguidores como sus críticos reaccionaron de manera intensa ante su liderazgo: muchos lo admiraron. Otros sectores más conservadores lo cuestionaron con firmeza.
En su país natal, Argentina, era conocido como “el padre Bergoglio”, un sacerdote de trato sencillo, que prefería moverse en transporte público y vivir con austeridad. Como pontífice, mantuvo esa impronta: vivió en la residencia de Santa Marta. Asimismo, renunció a lujos, y pidió desde el inicio “una Iglesia pobre para los pobres”.
El adiós y la transición
Con la muerte del papa Francisco, se activa el protocolo establecido por el Vaticano para la sede vacante. El cardenal camarlengo, el irlandés Kevin Farrell, asumirá temporalmente las funciones administrativas del pontificado.
Se prevé un período de nueve días de exequias —conocido como novemdiales—, seguido por la organización del cónclave en un plazo de 15 a 20 días, en el que cerca de 130 cardenales con derecho a voto se reunirán para elegir a su sucesor. Cabe destacar que más de dos tercios de estos cardenales fueron designados por el propio Francisco.
Las autoridades de Argentina decretarán siete días de luto nacional por la muerte este lunes del papa Francisco, fallecido a los 88 años en su residencia de la Casa Santa Marta del Vaticano.
El papa Francisco ha fallecido este mismo lunes, un día después de su última aparición en público coincidiendo con el Domingo de Resurrección en el que se asomó al balcón principal de la basílica de San Pedro para impartir la bendición ‘Urbi et Orbi’.