COPÁN. Dos niños que pasan en las calles del Municipio de San Pedro conmovieron a muchos visitantes de este departamento en plena semana morazánica este 2016.
Mejor conocido como Miguelito, su rostro refleja inocencia y más allá de todo la pobreza de un país que parece ir en picada y donde los niños como él y su hermanita Rosita sufren día a día en lugar de vivir felices a su corta edad.
¿Dónde está San Nicolás? preguntaron estos pequeños a Diario TIEMPO Digital en su visita al occidente del país ¡En el polo norte amiguitos! se le respondió; es que queremos una muñeca y un carro, dijeron seguidamente los hondureñitos.
De edades entre 7 y 8 años, ellos viven con su papá que pasa los 60 años y cuyo oficio es la agricultura, es notable que no tiene la capacidad económica para poderlos mantener, pero se va muy temprano a los cultivos para llegar posteriormente con el almuerzo y la cena a una vivienda que casi se cae producto del descuido y de la crisis económica.
«Cuando no tenemos que comer, aguantamos hambre», dijo Miguelito con una mirada profunda y entre cortado cuando se les preguntó sobre su situación con la comida diaria y sobre su mamá, quien los abandonó por irse con otro hombre.
Esta familia necesita del apoyo de los hondureños, con ropa, comida, dinero y otras cosas que ellos ven como un sueño, pero que corazones bondadosos los pueden hacer realidad.
La poca ropa que tienen es gracias a unos vecinos del lugar, quienes les han compartido lo poco para ir pasando y les ayudan a lavar, mientras el anciano..su padre, lucha bajo el sol para ganar los 150 lempiras y que permita llevarles comida, aunque él propiamente no lo haga.
La enorme cantidad de niños pobres que hay en el mundo revelan una situación muy diferente a la que vive un adulto en la pobreza. Su situación es de una falta total de condiciones para alcanzar su crecimiento y potencial, la negación de sus derechos y el encontrarse expuestos ante el peligro y el entorno.
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