Redacción. La fuga de mano de obra hondureña, calificada a Estados Unidos y otros países, impacta cada vez más en el rubro de la construcción y agricultura, dos de los pilares fundamentales de la economía del país.
En los últimos años, Honduras ha resentido la falta de mano de obra, debido al fenómeno de la migración. Sin embargo, la pandemia del Covid-19 de 2020, acrecentó un escenario que ya era complicado para ambas industrias.
José Chacón, director ejecutivo de la Federación Nacional de Agricultores y Ganaderos de Honduras (Fenagh), lamentó que el rubro de la agricultura haya perdido gran parte de su fuerza laboral.
La organización viene desarrollando análisis periódicos para monitorear, el cual deja en evidencia la preocupante situación. “Nosotros hemos hecho análisis del sector desde el 2019 aproximadamente y vemos una tendencia hacia la baja», indicó.
Entre las causas que provocan el desplazamiento de los hondureños al extranjero figuran: la migración, invasiones de tierra, temas comerciales y problemas sanitarios, según la Fenagh.
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Más de medio millón de desplazados
La problemática mantiene en vilo a los productores, puesto que en los últimos cinco años, se estima que alrededor de 700 mil colaboradores de la industria agricultura abandonaron el país.
“Lógicamente, estos son empleos que se han ido del país. Es mano de obra que se ha perdido”, lamentó Chacón.
El fenómeno se vuelve un efecto dominó, porque la falta de mano de obra frena directamente el desarrollo económico del rubro agrícola, razón que no permite que los trabajares puedan tener mejores salarios, provocando que terminen yéndose de Honduras.
“Es difícil, no encontramos tractoristas, no hay personas que manejen software ganadero, ni software agrícola. No encontramos gente que quiera involucrarse, las personas que tiene una profesión no están involucradas en la agricultura”, apuntó el directivo.
La falta de personal que maneje este tipo de instrumentos tecnológicos, que incluyen herramientas de inteligencia de negocio para analizar la capacidad productiva de la explotación ganadera o agrícola, y para detectar opciones de mejora y puntos críticos, deja unos 20 mil empleos calificados vacantes.
A criterio del dirigente, de contar con este tipo de trabajadores, la agroindustria en Honduras podría tener una evolución significativa, ya que se contaría “con una producción tecnificada”.
Los sectores que más resienten la migración de la mano de obra nacional son: la palma africana, el banano y la caña de azúcar. Al final, esto simboliza la pérdida de unos 200 mil empleos directos e indirectos.
Construcción
Además de la agroindustria, el rubro de la construcción también registra importantes pérdidas de trabajadores, pese a la constante inversión tanto gubernamental como privada a nivel nacional.
Y es que muchos de los obreros han encontrado mejores salarios fuera del territorio nacional, de acuerdo con el sitio usa.gov/es/ un salario mínimo en Estados Unidos supera los 7 dólares la hora.
Diario Tiempo consultó con un migrante hondureño en Estados Unidos que se dedica al rubro de la construcción y aseguró a este medio de comunicación que en ese sector el salario mínimo por hora ronda entre los $ 15 o $ 20 la hora.
De acuerdo con, Héctor Figueroa, director del Instituto de Investigaciones Sociales de la Universidad Nacional Autónoma de Honduras (UNAH). Uno de los principales factores que desmotiva a los obreros es el salario devengado, el cual no suple las necesidades básicas de sus familiares.
“Estas personas que trabajan en construcción en su mayoría no tienen un nivel educativo alto. Sin embargo, necesitan una fuente de ingreso para poder subsistir ellos y su familia”, explicó.
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A pesar de que la capital de Honduras se llena cada vez más de altos y lujosos edificios, el analista señala que mucha de esa mano de obra no es hondureña, sumándose la construcción a la gran cantidad de materia que el país importa de afuera.
Inversión pública
Por su parte, representantes de la Cámara Hondureña de la Industria de la Construcción (Chico) sostienen que la falta de inversión pública anudada a la incertidumbre de las compañías afrontan al no saber si el Estado pagará las obras realizadas, incentiva la migración ilegal de los trabajadores.
“Debemos hacer un énfasis en la importancia de que la inversión pública es un tema esencial para la generación de empleo. De acuerdo a los datos del Banco Central de Honduras, puede representar hasta un 27 % del total grueso de la inversión dentro de la industria de la construcción”, detalló Silvio Larios, director de la Chico.
Añadió que cuando hay inversión pública en el país hay un notorio desempeño por parte de la inversión privada. Asimismo, se convierte en un buen mensaje para mitigar la incertidumbre.
No obstante, las actuales autoridades no están contribuyendo a crear ese ambiente propicio del que tanto urge el sector constructor.
“Cuando se hacen las cosas como en la actualidad, que se invierte un mes, el otro mes no y el siguiente tal vez. Eso genera la preocupación de los trabajadores hondureños, quienes buscan una certidumbre y una mayor seguridad en sus ingresos. Por eso se van a trabajar al extranjero”, expuso el dirigente.
Mejores salarios
Se estima que más de 700 mil hondureños trabajan en el rubro de la construcción en Estados Unidos.
Además, gran parte de los albañiles connacionales se ven atraídos por megaproyectos de infraestructura en México como el Tren Maya que recorre el sureste del país azteca.
Este tipo de proyecto ofrecen a los hondureños mejores salarios y con ello una vida digna. Pero al mismo tiempo, deja en aprietos a la industria de la construcción hondureña, la cual no puede competir con países extranjeros.
Los hondureños que trabajan en México enviaron a sus familiares en Honduras $27,324,067 en 2023. Hasta abril de 2024, enviaron $6,962,265.
Ante las preocupantes cifras de escasez de mano de obra, dirigentes de ambas ramas de la economía hondureña coinciden en que el Gobierno debe generar las condiciones propicias para proteger a los pocos empleos que aún quedan en tierras nacionales. Asimismo, exigen generación de políticas públicas claras para evitar que miles de obreros abandonen el país.