REDACCIÓN. Ingrid García, madre soltera y recién naturalizada estadounidense, nunca imaginó que su esperado regreso a Estados Unidos tras unas vacaciones en Honduras se vería truncado por un asunto legal.
Luego de pasar más de una década sin poder visitar a su familia en su país natal, Ingrid viajó el 23 de diciembre de 2024 a Honduras acompañada de su hijo Jahir, de 13 años, para celebrar la Navidad.
Ingrid obtuvo la ciudadanía estadounidense en septiembre de 2024. Ella había planeado regresar junto a su hijo a Houston, donde residen, tras un tiempo de reencuentro con sus seres queridos. Jahir, residente legal de Estados Unidos desde hace 8 años, recibió en diciembre de 2024 el permiso para viajar fuera del país. Sin embargo, cuando intentaron regresar, las autoridades migratorias de Honduras les impidieron la salida.
El problema radica en la falta de consentimiento por parte del padre del menor. Este requisito se considera indispensable según la ley hondureña para que un niño pueda abandonar el país. A pesar de que Ingrid tiene la custodia total de su hijo, los oficiales insistieron en que la normativa exige el permiso de ambos progenitores para permitir la salida de un menor.
Ingrid explicó a las autoridades que su exesposo no ha estado presente en la vida de su hijo por más de una década. Además, no paga la manutención correspondiente. Sin embargo, las autoridades migratorias se mantuvieron firmes en su decisión. Indicaron que la estricta aplicación de la ley es debido a los casos de tráfico de personas y niños no identificados que llegan a través de la frontera.
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Visiblemente afectada, Ingrid comentó: «Es bastante difícil porque si compruebas que es tu hijo, no creo que debería haber tanta restricción». Asegura que ha sacado adelante a su hijo como madre soltera, tras divorciarse de su esposo en Honduras cuando Jahir tenía solo 3 años.
Aunque Ingrid intenta comprender la razón detrás de las restricciones migratorias, su situación refleja la complejidad legal que enfrentan muchos padres en casos similares, en un contexto donde la seguridad y la protección de los menores se vuelve una prioridad para las autoridades. Sin embargo, la frustración de Ingrid es evidente, pues después de años de lucha, esta ley la ha separado temporalmente de su hijo.
Por ahora, madre e hijo deben esperar una resolución que permita a Jahir regresar a Estados Unidos.