EEUU.- Sadie Elledge, una hija de padres inmigrantes que nació en los Estados Unidos, trabaja como mesera en el restaurante Jess’ Lunch, en Harrisonburg, Virginia.
Ha trabajado ahí por más de dos años con total tranquilidad hasta que hace unos días unos clientes le dejaron un mensaje nada agradable en la factura.
«Bien, pues estaba atendiendo a estas personas que ordenaron 2 gyros (platillo griego) y una ensalada, los cuales me dejaron una… mala propina«, dijo Sadie Elledge, quien procede a demostrarle a Isabel Rosales, una reportera del prestigioso periódico digital The Huffington Post, el recibo en el que los clientes escribieron «Nosotros solo le damos propina a Ciudadanos» en el espacio donde se debe poner la cantidad de propina que se desea otorgar a los meseros.
«¿Pero Sadie, acaso tu no eres una ciudadana americana?», le pregunta la reportera a la mesera de origen hondureño.
«Sí, yo de hecho nací aquí…», responde Sadie conteniendo una sonrisa. Luego le cuenta la reportera Isabel Rosales que su madre es procedente de México y su padre de Honduras.
«Así que fuiste discriminada racialmente…», señala entonces Rosales.
«Actuaban raro. Yo les preguntaba si necesitaba algo más o si todo estaba bien, si la comida sabía bien y cosas así… Y ellos solo me quedaban viendo fijamente sin decir nada», relató Sadie.
«¿Pero no estabas siendo grosera con ellos?», le pregunta la entrevistadora.
«No, yo siempre a trato a todos por igual», le responde la mesera.
Luego le preguntan qué pensó al ver tal mensaje dirigido a su persona y dijo que «me pareció muy irrespetuoso… Debemos tratar a toda la gente por igual, no solo porque se note que yo sea hispana signifique que haya algo malo conmigo… Deben tratarme igual, de la misma manera que ustedes quieren ser tratados».
Deben ser más respetuosos. Y que realmente no importa si yo soy hispana o estadounidense o como quieras llamarlo… Yo también soy una persona, también debo ser tratada con respeto. No sé si han hecho lo mismo en otros lugares… no sé si han dejado ese mismo mensaje en otro lado, pero no deben ser groseros y si acaso hubiese habido algún problema se lo hubieran hecho saber a mi jefe.»
«Creo que actuar así es cobarde», agrega Sadie. «El no decirmelo a mí directamente sino que lo escribieron en la factura… Si de verdad era algo tan importante, pudieron haberlo dicho. O haberle pedido otra mesera a mi jefe para que los atendiera», dijo.
«¿Este incidente cambiará tu manera de tratar a la gente por acá?», le pregunta la reporter ya para finalizar.
«De ninguna manera», responde la mitad catracha. «Sigo tratando bien a la gente y sonriendo mucho».
