Redacción. Aunque los monovolúmenes compactos ya existían antes, Renault marcó el inicio del boom en Europa con el Mégane Scénic en 1996. Mercedes-Benz también se unió a la tendencia, pero optó por una estrategia diferente: desarrolló el Vaneo, basado en el Clase A (W168).
La principal ventaja de este diseño era su arquitectura tipo sandwich, que mejoraba la seguridad en caso de accidente, y el ESP de serie. El Vaneo, fabricado en Berlín, se diseñó principalmente como vehículo comercial, aunque ofreció versiones turísticas. Su diseño exterior era una mezcla entre el Clase A y los futuros modelos como el Viano.
A pesar de su alta calidad y características innovadoras, como las puertas laterales correderas, el Vaneo tenía ciertos inconvenientes: su precio elevado y algunos aspectos menos refinados en comparación con la competencia, como el Zafira de Opel. Además, sus asientos no eran tan prácticos como los del Zafira, y su aerodinámica no favorecía el consumo de combustible.
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Pocas ventas
Pese a los esfuerzos de Mercedes por hacer del Vaneo un modelo con «estilo de vida», las ventas no fueron como se esperaba. En 2003 lanzaron ediciones especiales para mejorar las cifras, pero el modelo fue descontinuado en 2005 después de producir solo 55,000 unidades.
El Vaneo lo reemplazaron el Clase B y la Mercedes Citan, y, aunque su concepto de vehículo práctico y funcional fue interesante, no logró hacerse un hueco en el mercado. La historia del Vaneo deja una pregunta: ¿habría tenido más éxito si hubiera sido llamado Clase VLK?