Redacción. Entre 1969 y 1979, Mercedes-Benz desarrolló una serie de prototipos conocidos como C111, vehículos experimentales que nunca llegaron a producción, pero que marcaron un antes y un después en la investigación automotriz.
Concebido en Stuttgart por un equipo de ingenieros liderados por el diseñador Bruno Sacco, el C111 sirvió como plataforma de pruebas para tecnologías avanzadas como los motores Wankel rotativos, propulsores diésel turboalimentados y diseños aerodinámicos pioneros.
El debut en Frankfurt: un prototipo que rompía moldes
El primer prototipo del C111 fue presentado en el Salón del Automóvil de Frankfurt en 1969. Su carrocería de fibra de vidrio en un llamativo color naranja metalizado, puertas de ala de gaviota y diseño futurista llamaron la atención del público y la prensa. Bajo el capó, montaba un motor rotativo Wankel de tres rotores y 280 caballos de fuerza, capaz de alcanzar los 260 km/h. Mercedes-Benz fabricó unas pocas unidades, utilizadas únicamente con fines de desarrollo.
C111-II: mayor potencia y eficiencia
Poco tiempo después, en el Salón de Ginebra de 1970, la marca alemana presentó el C111-II. Este modelo incorporó un motor Wankel de cuatro rotores con una potencia de 350 caballos, mejoró la visibilidad y redujo su coeficiente aerodinámico a 0,325. Alcanzaba los 300 km/h y aceleraba de 0 a 100 km/h en 4,8 segundos. A pesar de la presión del mercado —algunos clientes ofrecieron hasta un millón de marcos alemanes por una unidad—, Mercedes-Benz decidió no comercializar el vehículo.
Reinvención con diésel en plena crisis energética
En 1973, con la crisis del petróleo, el fabricante alemán abandonó los motores rotativos e instaló en el C111 un propulsor diésel de cinco cilindros con turbocompresor. Con 190 caballos de potencia, el C111-IID rompió 16 récords de resistencia en la pista de Nardò, manteniendo velocidades medias de más de 250 km/h. Esta variante demostró que los motores diésel podían combinar rendimiento con eficiencia.
C111-III: aerodinámica al extremo
En 1978, Mercedes-Benz presentó el C111-III, diseñado específicamente para romper récords. Este modelo alcanzó un coeficiente aerodinámico de 0,183, uno de los más bajos jamás registrados, y logró nueve nuevos récords mundiales en su categoría con un motor diésel turboalimentado de 230 caballos de fuerza. Su silueta alargada y baja fue optimizada exclusivamente para la velocidad.
C111-IV: la barrera de los 400 km/h
En 1979, el C111-IV cerró la saga con un motor V8 de gasolina, dos turbocompresores y 500 caballos de potencia. El vehículo alcanzó los 403,978 km/h en la pista de Nardò, estableciendo un nuevo récord mundial de velocidad en circuito cerrado. Esta unidad incorporó tecnologías derivadas de la aviación, como válvulas refrigeradas por sodio y un sofisticado sistema de embrague.
Un legado que persiste
Aunque ninguno de los modelos C111 llegó a la producción en serie, su impacto fue profundo. Las pruebas con motores rotativos ayudaron a comprender sus límites termodinámicos, mientras que los desarrollos aerodinámicos y los avances en motores diésel turboalimentados influyeron directamente en vehículos de producción posteriores. Actualmente, los prototipos del C111 se exhiben en el Museo Mercedes-Benz en Stuttgart, como testimonio de una época de innovación sin restricciones.
Más de medio siglo después, Mercedes-Benz continúa haciendo referencia a este legado con propuestas como el Vision One-Eleven, un modelo conceptual que busca reinterpretar el espíritu experimental del C111 para el siglo XXI.