Redacción.Erandique, en el departamento de Lempira, se encuentra sumida en el dolor tras la confirmación del fallecimiento del pastor Elías Guardado, de apenas 30 años.
Su cuerpo fue encontrado sin vida la mañana del sábado 14 de junio en un potrero a orillas de la carretera que conduce a la localidad. El hecho ha conmocionado profundamente a la comunidad evangélica del occidente de Honduras y a todos sus allegados.
La trágica noticia ha generado un enorme pesar entre familiares y amigos del joven líder religioso, especialmente en su esposa, Nelly Barrera.
La joven viuda, madre de un niño, recurrió a sus redes sociales para expresar su inconmensurable dolor y la esperanza que la sostiene.
«Amor mío. Pronto nos veremos. Sé que tienes una corona guardada que te dará el príncipe de los pastores», escribió Nelly en una publicación.
El mensaje lo compartió en sus redes sociales.
Desaparición
Guardado había sido reportado como desaparecido el viernes 13 de junio. Su última ubicación conocida fue en San Juan, Intibucá, desde donde se dirigía hacia Erandique para entregar un vehículo a un hermano de fe.
Su familia relató que el último contacto con él ocurrió minutos después de su partida. Aunque su teléfono seguía sonando, no respondía a llamadas ni mensajes, hasta que finalmente se apagó.
«El teléfono sonaba, pero no había respuesta; al final se descargó. Suponíamos que el teléfono estaba en sus manos», compartió su padre con un medio local, describiendo la angustia de esas horas.
El cuerpo fue localizado el sábado en una zona rural, confirmando el peor de los temores. Las autoridades ya están investigando el hecho, pero hasta el momento, la causa y el motivo detrás de su muerte no han sido esclarecidos. Sin embargo, el suceso ha sido catalogado como un acto violento, lo que añade un velo de misterio y dolor a esta lamentable pérdida.
El joven era un líder religioso de su comunidad.
Último adiós
Ese mismo día, familiares, feligreses y conocidos se congregaron en la Iglesia Adventista del Séptimo Día, Movimiento de Reforma, donde Elías predicaba. Allí velaron sus restos y le dieron el último adiós entre cantos, lágrimas y oraciones, en una emotiva muestra de fe y unidad.