Redacción. La menopausia, lejos de ser considerada una enfermedad, es una fase natural en la vida de toda mujer, marcando el final de la etapa reproductiva.
Aunque este proceso fisiológico trae consigo el cese de la menstruación y de la producción de estrógenos, también se asocia con una serie de síntomas y riesgos para la salud que pueden manejarse con éxito mediante un enfoque proactivo y hábitos de vida saludables.
Entre los síntomas más comunes se encuentran los sofocos, cambios de humor, problemas para dormir, ansiedad y dificultad para concentrarse. Además, muchas mujeres notan una tendencia al aumento de peso, especialmente en la zona abdominal. Sin embargo, los riesgos a largo plazo son los que más preocupan a los especialistas, incluyendo la osteoporosis —la pérdida de masa ósea que incrementa el riesgo de fracturas— y un mayor riesgo de desarrollar enfermedades cardiovasculares y colesterol alto.
Combinación
La clave para mitigar estos efectos reside en una combinación de ejercicio y nutrición. Los expertos recomiendan al menos 30 minutos de actividad física diaria, lo cual ayuda a mantener la masa muscular, controlar el peso y fortalecer los huesos. En cuanto a la dieta, debe ser variada y rica en calcio y vitamina D para combatir la osteoporosis. Los lácteos desnatados, legumbres, hortalizas de hoja verde y cereales integrales son excelentes fuentes de estos nutrientes.
Además de una alimentación balanceada, se aconseja reducir el consumo de grasas saturadas. Así mismo, aumentar la ingesta de pescado azul y blanco, que es rico en ácidos grasos omega-3. Estos últimos son esenciales para la prevención de enfermedades del corazón. Con estos sencillos ajustes, las mujeres pueden transitar por la menopausia de una forma más cómoda y saludable, protegiendo su bienestar a largo plazo.
