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viernes, marzo 29, 2024

«El mejor pediatra de Honduras»: así era el doctor Máximo Quintín

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CORTÉS, HONDURAS. «El pediatra en el que todos los padres confiaban», así es como describen al reconocido doctor Quintín Máximo, quien falleció ayer, sábado, en San Pedro Sula.

Su muerte ha conmovido a varios sampedranos que lo recuerdan como un excelente doctor, quien ejerció su profesión con honor, amor y entrega.

El galeno originario de La Lima fue subdirector del Hospital Mario Catarino Rivas. También, fungió como profesor de Internado Rotatorio en Pediatría y fue jefe de la sala de Pediatría.

Quintín
Reconocimiento que le fue otorgado el año pasado.

Asimismo, egresó de la Universidad Nacional Autónoma de Honduras (UNAH). Máximo marcó la vida de muchos niños, que hoy en su vida adulta lo recuerdan como su «doctor favorito».

Nota de duelo
Nota de duelo de la Asociación Pediátrica.

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A través de redes sociales, varias personas escribieron mensajes donde lo describen como un gran ser humano, que deja huella en la pediatría.

«Mi viejo amigo, Dr. Quintin Máximo, el único doctor en Honduras que me tuvo siempre paciencia con mi antigua fobia a las inyecciones. Mi inspiración por querer saber más de biomedicina. Tanto amor a ti y a los cuidados que me tuviste con todas mis enfermedades. Tuviste que decirme que ya estaba muy viejo para seguir yendo a verte y tenía que buscar un médico general. Siempre te recordaré», indicó una persona.

«Hoy partió a la presencia del señor mi amado suegro, Dr. Quintín, un hombre que fue ejemplo en todo, lleno de amor y compasión siempre, don de servicio inigualable, el mejor pediatra de Honduras, padre que formó grandes hombres y mujeres de bien, llenos de valores. Esposo maravilloso que no vivía un momento sin doña Ana. Sus sabios consejos los llevaré grabados en mi corazón siempre, gracias por amarme como una hija», dijo una persona.

«Doctor, lo vamos a recordar como el gran profesional de la medicina que fue, un excelente pediatra, llegar a su clínica era tener la seguridad que nuestros hijos se iban a recuperar de la enfermedad que estaban padeciendo. Ver aquel señor, con sus anteojos claros, su gabacha blanca y la tranquilidad que le caracteriza, generaba confianza, al momento de revisar a su paciente lo hacía minuciosamente con el tiempo necesario, sin importar que habían varias personas esperándolo», indicaron.


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