Redacción.Bugatti ha mantenido su compromiso con la durabilidad y la excelencia durante más de un siglo, y el Bugatti Tourbillon refleja esta filosofía. El interior del vehículo se ha diseñado no solo para acompañar la conducción, sino para contar una historia de herencia, ingeniería y diseño consciente. Cada línea, material y mecanismo han sido elegidos para crear un habitáculo que conserve su identidad más allá de las modas actuales.
El diseño del interior del Tourbillon está centrado en una línea que divide sutilmente el espacio del conductor y el del pasajero, creando un equilibrio y una simetría que complementan el exterior del vehículo. Este detalle refuerza la sensación de armonía entre el interior y el exterior del automóvil.
La selección de materiales es innovadora. Se combinan pieles flexibles con textiles desarrollados específicamente para este modelo, aplicados en los asientos y los paneles de las puertas. El resultado es un entorno sensorialmente estimulante, inspirado en el mundo de la Alta Costura: una interpretación automotriz del concepto de “car couture”.
En un mundo dominado por las pantallas digitales, Bugatti ha optado por un enfoque analógico en el Tourbillon. La experiencia de conducción se ha concebido para ser más táctil, con controles físicos como botones, perillas y mandos que ofrecen una respuesta clara y precisa. La pantalla central, por su parte, permanece oculta en el tablero hasta que es necesario utilizarla, lo que refuerza la idea de un diseño atemporal.
Tourbillon
El volante del Tourbillon es uno de los elementos más distintivos del vehículo. Su diseño de cubo fijo asegura que los controles y las levas de cambio permanezcan en la misma posición, mientras que el aro del volante gira alrededor del airbag central. Este avance técnico se integra de forma armoniosa con el interior y mejora la conexión entre conductor y máquina.
El conjunto de instrumentos, ubicado justo detrás del volante, ha sido desarrollado en colaboración con maestros relojeros suizos. Los engranajes visibles, las carátulas esqueletizadas y las carcasas de aluminio mecanizado evocan la precisión y el estilo visual de la relojería clásica, lo que resalta el vínculo entre el automovilismo y la alta relojería.
El nombre “Tourbillon” no es casual, ya que hace referencia a una complicación relojera que simboliza el movimiento, la precisión y la permanencia. Cada componente del interior del Tourbillon está diseñado como parte de un sistema mecánico visible, cuya belleza surge de su función.
Observado y heredado
Este enfoque hace eco de los primeros modelos de Bugatti, que ya en el siglo XX incorporaban principios de diseño similares. La simplicidad bien ejecutada, como la que se observa en el Tourbillon, puede ser tan poderosa como las innovaciones más complejas.
El interior del Bugatti Tourbillon no busca impresionar de manera inmediata, sino acompañar el paso del tiempo. Este habitáculo está concebido para ser utilizado, observado y heredado. La ingeniería y el diseño trabajan en conjunto para ofrecer una experiencia que refleja la historia de la marca y la idea de que el lujo auténtico no necesita explicaciones.
Así, el Tourbillon marca una nueva etapa para Bugatti, donde el interior del vehículo no solo sirve como habitáculo, sino como una declaración silenciosa de atemporalidad.
