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viernes, marzo 29, 2024

Recién había salido de «Támara»: matan a hombre en El Espino

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TEGUCIGALPA, HONDURAS.- Un hombre fue asesinado en un sector alejado de la capital de Honduras, precisamente en una calle solitaria de El Espino, al norte del Distrito Central, reportó el medio de comunicación Hable como Habla (HCH).

De acuerdo con información brindada por agentes de la Policía Nacional (PN), el hombre recién habría salido de prisión. Además, tras conocerse el hecho, los agentes llegaron hasta la solitaria calle en donde yacía el cuerpo.

En el lugar se encontraron varios casquillos de arma de fuego. Según información, tenía días de haber salido de la Penitenciaría Nacional de Támara, donde estuvo recluido durante ocho años.

El hombre, al momento del crimen, vestía un jean color azul, igual color de tenis y una camiseta con un dibujo de una mujer con lentes y una gorra color negro. Además, portaba una mochila la cual todavía la tenía sobre su espalda.

Los parientes llegaron hasta el lugar a identificar el cuerpo del joven.

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Impotencia

Al lugar donde ocurrió el crimen también llegaron parientes del hombre asesinado que según comentaron tenía 32 años y era residente en el sector de El Tablón. Los familiares lo identificaron como Fredy Geovany Girón Amador.

Primos, hermanas y otras personas que lo conocían llegaron hasta la escena del crimen y al verlo lloraban desconsoladamente.

«El muchacho vivía acá, lo encontramos. Las hermanas de él están preocupadas y no sabemos por qué lo mataron«, dijo un conocido del joven a HCH mientras al fondo se escuchan los gritos y llantos de impotencia de sus familiares.

El allegado de Girón contó que había desaparecido desde la tarde de ayer, martes. Mientras el conocido comentaba lo sucedido llegó un hermano de Fredy a bordo de una motocicleta, la estacionó, se quitó el casco y se paró a la par del cuerpo de su familiar.

Según relató uno de los presentes, ellos ayer escucharon detonaciones de arma de fuego «pero no supimos si eran cuetes o tiros».

Una hermana de Fredy contó que él trabajaba en una tomatera que se encuentra en Zambrano. No tenía amenazas, asegura su hermana, mientras su madre que estaba a la par seguía sin creer que su hijo era el que estaba tendido sobre la polvorienta y desolada calle del sector.


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