Redacción. La contradicción entre el discurso oficial de austeridad y la realidad de la gestión pública volvió a quedar al descubierto en Olanchito, Yoro, tras el colapso del polideportivo municipal.
Mientras el gobierno actual prometía vender todos los vehículos de lujo y promover un manejo responsable de los recursos, hechos como este evidencian una preocupante desconexión entre las palabras y las acciones.
Mario Moncada, titular de la Comisión Nacional de Deportes (Condepor) y hermano de la candidata presidencial Rixi Moncada, llegó a supervisar la reconstrucción del polideportivo a bordo de una camioneta Toyota Prado 2025 valorada en casi tres millones de lempiras.

Este modelo no es común entre los vehículos oficiales del gobierno, que suelen usar unidades anteriores al 2025, lo que acrecienta las dudas y críticas sobre la coherencia en el uso del presupuesto público.
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Polideportivo destruido
El polideportivo, proyecto que tuvo un costo superior a 5.5 millones de lempiras, sufrió un derrumbe parcial del techo debido a los fuertes vientos huracanados que azotaron la zona. Sin embargo, lo más preocupante fueron las graves fallas de construcción que dejaron al descubierto un trabajo mal supervisado.
El propio Moncada admitió que la empresa contratada no colocó los pernos adecuados y que la supervisión fue deficiente. “Esto fue construido por seres humanos imperfectos”, declaró, agregando que para ahorrar pequeñas sumas se sacrificó la calidad estructural.
Ante la crisis, el funcionario afirmó que la empresa constructora asumirá la responsabilidad total y que ya giraron instrucciones para la reconstrucción total del polideportivo.

No obstante, aclaró que esta nueva fase no incluirá graderías ni iluminación, pues el presupuesto de inversión pública para este año ya está comprometido en su totalidad. La ausencia de alumbrado fue justificada alegando que el costo del tendido eléctrico supera el monto total asignado originalmente al proyecto.
Camioneta de Moncada
La incongruencia entre el lujo visible en la camioneta en la que Moncada se trasladó y las fallas en un proyecto público millonario ha provocado una ola de críticas en redes sociales.
Estas críticas también se han extendido entre diversos sectores de la ciudadanía.
Muchos cuestionan la falta de coherencia entre el discurso gubernamental de austeridad y las acciones concretas de sus funcionarios. Estos funcionarios exhiben un estilo de vida y gastos que parecen muy alejados de las prioridades y necesidades del pueblo hondureño.
Este caso en Olanchito pone en evidencia problemas en la ejecución y supervisión de obras públicas. También revela la urgente necesidad de mayor transparencia y responsabilidad en el manejo de los recursos estatales.

Mientras las comunidades esperan inversiones que mejoren su calidad de vida, la falta de control y la desconexión con la realidad socavan la confianza ciudadana y ponen en riesgo el desarrollo social.