TEGUCIGALPA, HONDURAS. Mario Castellanos, el niño que viajaba solo en la caravana de migrantes hondureños, hoy tiene un nuevo hogar y sueña con que un día se cumplan las promesas que le ha hecho el gobierno.
Eso reveló el menor al brindar declaraciones a medios internacionales, quienes le encontraron en un lugar recóndito de Honduras.
Mario Castellanos fue reconocido a nivel nacional e internacional; pues viajaba en la caravana de migrantes hondureños sin la compañía de sus padres.
«Me fui porque vivo en un barrio pobre y decidí irme para ayudarle a mis padres. Deseaba enviarles dinero para que hicieran una casa», dijo Mario a la periodista de Univisión, Claudia Mendoza.
Aseguró que entre tantas anécdotas que quedaron en su mente durante el tiempo que viajaba solo a Estados Unidos, recuerda que estuvo rodeado de mucha gente enferma.
Además cuenta que muchas veces le tocó aguantar sol, frío, y dormir a la intemperie.
Sin embargo, la aventura que asegura que jamás olvidará es ese día que le tocó quedarse en medio de los disturbios. Se generaron en el puente que une a Guatemala con México.
«Cuando llegué allá al puente, era casi el primero; me salté y cuando quiero agarrarme para arriba me agarran del cuello y me bajaron», relató Castellanos. Luego de ello, él permaneció en un centro de detención en México y luego fue deportado a Honduras.
Desde ese día le vino otra historia a Mario Castellanos. «Cuando llegué a Honduras me llevaron a un hogar donde estuve nueve días», detalló.
Se escapó del centro donde lo llevaron las autoridades de la Dirección de Niñez, Adolescencia y Familia (DINAF) por el fuerte deseo de estar con sus padres.
«Cuando me escapé, salí a la calle y pedí jalón a vehículos», dijo Mario. Luego una tía del menor le vio en la televisión, lo buscó y así lo localizó. Dicha acción de su familiar evitó que Castellanos fuera de nuevo internado por parte de las autoridades de DINAF.
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Mario Castellanos tiene nuevo hogar
Hoy por hoy, la situación de Mario Castellanos no es nada alentadora. Su madre padece de epilepsia y con mucho esfuerzo su padre trabaja como vigilante y así logra llevar lo necesario a su hogar. Hoy vive con su tía, sus padres de manera frecuente le visitan.
Mario sigue esperando las promesas que desde un inicio el gobierno le hizo; la entrega de una casa para vivir con su familia y el acceso a una beca para estudiar.
