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viernes, abril 26, 2024

Familia y amigos recuerdan a Marianne Olyslager y su gran corazón

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Por Essi A. Virtanen para Lindenlink. Traducción por Tiempo Digital.




Patricia Olyslager salió a ver los árboles de arce que su hija tanto amaba afuera del Centro Spellmann.

Sus padres vinieron a visitarla hace un mes, pero Marianne insistió que vinieran ya bien entrado el otoño para que vieran los árboles cuando las hojas se han teñido. El viernes, Olyslager trepó uno de los árboles, tomando hojas como recuerdos.

Su hija, Marianne Olyslager, murió el miércoles por heridas ocasionadas por un accidente automovilístico.

Su madre y otros familiares se juntaron cerca de los árboles para una foto grupal. Patricia Olyslager sostuvo una foto de su hija cerca de su pecho. Su padre, Juan Carlos Olyslager, sostuvo la urna de su hija.

A pesar de los eventos ocurridos la semana pasada, todos sonrieron.

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Patrica Olyslager, madre de Marianne.

Olyslager era una estudiante de mercadeo de 23 años de San Pedro Sula, Honduras. Se dirigía a una discoteca en el centro de Saint Louis con unos amigos cuando un carro los impactó por detrás en la Interestatal 70.

Ella salió expulsada del carro.

Su novio Ricardo García estuvo con ella más temprano esa noche pero no la acompañó porque no se sentía bien. Cuando las amigas llamaron para ver si su novia saldría, ella dudó, aún después de haberse vestido para la ocasión.

«Yo le dije, ya estás acá, ya estás vestida, te ves hermosa. ¿Por qué no salir con tus amigas?», dijo el novio.

Cuando ella se fue, García dijo que se textearon frecuentemente. Pero que cuando ella dejó de responder, se preocupó. Media hora después, su amiga Laura Zuniga lo llamó, diciéndole que habían estado en un accidente.

«No puedo describir cómo me siento porque todos me dicen cosas para hacerme sentir mejor, pero no sirve, porque nadie sabe cómo me siento», dijo Ricardo García.

El 6 de noviembre, unas 60 personas -en su mayoría estudiantes de Lindenwood- fueron al hospital a hacer una vigilia por Olyslager y otra estudiante herida en el accidente, que ya se ha recuperado.

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Evangelina Vamvas, una de las compañeras de cuarto de Olyslager que participó en la vigilia, dijo que ella era de corazón amable, generosa y siempre disponible para sus amigas.

«Ella siempre te escuchaba, y nunca decía NO cuando la necesitabas», dijo Vamvas.

«Tenía un gran corazón», dijo el novio. «Intentaba ayudar a todo el mundo sin esperar nada a cambio. Lo hacía porque así era ella».

Andrea Manzanares, otra compañera de cuarto, dijo que recuerda a Olyslager como «una chica realmente espontanea», que siempre estaba feliz, bailando, bromeando y haciendo reír a todos.

«Ella es una estrella brillante, nunca he conocido a alguien tan feliz como lo era ella», dijo.

Vamvas dijo que Olyslager se encontraba en una etapa de constante búsqueda de aquello que fuera «su cosa».

García indicó que Olyslager era muy buena dibujando y que el arte era probablemente lo que buscaba.

«Tenía una gran imaginación», dijo.

Unas 250 personas llenaron la Capilla Sibley para recordar a Olyslager y soltar globos al aire en su honor. A los asistentes se les dio brazaletes verdes simbolizando que sus órganos fueron donados para salvar a otras personas.

Para su amiga Vamvas, la muerte de Olyslager es un recordatorio de lo frágil que es la vida.

«Ser joven no significa que vivirás para siempre», dijo.

«Es importante estar agradecidos por la gente que amamos y disfrutarlos», agregó.

«Disfrutar la vida y celebrarla».

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