Malabaristas de la calle cambian cuchillos y fuego por pelotas

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cuchillos, machetes y fuego
Ahora se paresia a estos jóvenes con otros instrumentos inofensivos

Tegucigalpa.- Los malabaristas de la calle que maniobraban cuchillos, machetes y fuego, fueron convencidos de cambiar esos objetos por sencillas pelotas para que continúen con sus malabares debajo de los semáforos de Tegucigalpa, capital de Honduras.

Los jóvenes malabaristas que a diferencia de una buena parte de adolescentes que practican actos delincuenciales, son muchachos que lo que buscan es el pan de cada día a través del arte del “malabar”; con el inconveniente que practicaban esta acción con objetos peligrosos para la seguridad de ellos mismos y de los espectadores que aprecian sus destrezas.

Por este motivo, la Alcaldía del Distrito Central (DC), concientizo a los humildes jóvenes para que cambiaran dichos objetos, por lo que  han decidido dejar los materiales peligrosos que utilizaban, por pelotas y otros instrumentos de menor riesgo para su propia seguridad y la de los ciudadanos.

Desde hace algunas semanas los inspectores del Juzgado de Policía han visitado a estas personas para persuadirlos sobre el peligro de sufrir algún accidente de consecuencias fatales al hacer sus malabares con machetes, cuchillos o combustible, con lo cual se ganan la vida en las calles de la ciudad.

En ese sentido, algunos de estos malabaristas han entendido el mensaje y decidieron cambiar estas herramientas por objetos que no representan riesgo ni amenaza para ellos o el resto de la población, como pelotas, entre otros, señaló Oscar Midence, del ente municipal.

cuchillos, machetes y fuego
Anteriormente se encontraba a estos jóvenes con objetos peligrosos

Las  autoridades edilicias reconocen que estos malabaristas de la calle tienen derecho a realizar su trabajo, el cual no se les obstaculiza; sin embargo, deben hacerlo con materiales que no sean peligrosos ni intimidatorios o que pudieran servir para causar un daño a sí mismos o agredir a la población.

Lo importante es que estos malabaristas de la calle están en el camino del trabajo, y no caen en las redes de la delincuencia, si no que con el arte que practican, aparte de ganar un poco de dinero, deleitan a los ciudadanos capitalinos de Tegucigalpa.

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