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miércoles, mayo 8, 2024

Madrugón

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La sorpresiva elección de la junta directiva del congreso nacional fue un auténtico madrugón del Partido Nacional (PN) “hecho poder”, ante la perspectiva de perder el control de las comisiones legislativas en el cambio de directiva en 2016.

En torno a este acontecimiento se ha armado una escaramuza de la bancada del PN y sus adláteres contra las de los partidos de oposición, con la finalidad de desviar la atención sobre los verdaderos motivos y alcances de esa elección anticipada, con fuerte sesgo de nulidad.

El artículo 195 de la Constitución establece la duración de dos años de la junta directiva del Legislativo, con excepción de la del presidente de ésta que es por todo el período de cuatro años. La elección media de la directiva se realiza al inicio de la tercera legislatura, de acuerdo con el reglamento, y su adelanto, como ha ocurrido ahora, luce francamente irregular.

Son obvias las razones para que esto sucediera ante la dificultad habida para juntar los 65 votos indispensables para que el PN conservara el control total, que, por lo visto a última hora, consiguió la mayoría absoluta gracias a los diez votos del Partido Liberal (PL), votos “heterogéneos” según Gabriela Núñez, presidenta de la bancada rojiblanca.

Como se ve, es la segunda vez que votos de diputados “liberales” le conceden el control del Legislativo a su hermano carnal bipartidista: primero, con la elección del presidente de la cámara, y ahora, a la carrera, antes de que Satán lo supiera, para no dejar tiempo a la reflexión pero sí a las reconvenciones.

Eso pone de manifiesto por enésima vez el cisma en el interior del PL, caracterizado por la desobediencia de la bancada de diputados a la autoridad central del partido, que indefectiblemente se presenta en los momentos cruciales.

El hecho de que no haya ningún diputado liberal en la directiva del congreso electa responde al disimulo de tirar la piedra y esconder la mano.

Entonces se evidencia, en el intento de tapar el bacín, esa trillada maniobra de echar culpas a la oposición, en este caso a los partidos Libertad y

Refundación (LIBRE) y Anticorrupción (PAC), no obstante que las bancadas de estas organizaciones políticas han actuado monolíticamente en conformidad con la posición de partido previamente declarada.

Aquellos diputados de LIBRE y PAC que en determinadas ocasiones han violado el mandato partidista fueron expulsados definitivamente de la organización, como normalmente sucede en toda institución disciplinada, cosa que no sucede en el PL, donde la lealtad partidaria y los principios doctrinarios no cuentan para que impere la deleznable práctica del contubernio y el oportunismo.

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