REDACCIÓN.
Después de arriesgar sus vidas para darles una mejor a sus hijos, las madres indocumentadas celebraron su día en albergues ubicados en Estados Unidos.
Este día, para muchas por primera ocasión desde que abandonaron su país, se sintieron aliviadas y con esperanza.
“Por primera ocasión me siento tranquila; segura. Puedo disfrutar nuevamente de la sonrisa de mis hijos”, dijo la guatemalteca Sandy Gómez. Ella es mamá de Donaldo y Dennis, niños de dos y ocho años.
La madre centroamericana, cuyo destino final es San Francisco, está con sus hijos en un albergue de migrantes en Arizona.
Ella, junto a otras madres, está celebrando por primera vez el Día de la Madre en Estados Unidos, el país al que de momento no ha podido ingresar con libertad.
“Lo primero que pienso es en mis hijos. Ellos deben comer primero, ellos deben tomar agua primero. Y no importa el cansancio”, dijo Gómez, mientras le daba de comer a su hijo Donaldo.
Les regalaron flores
El personal del albergue les regalaron flores durante todo este fin de semana a las progenitoras que ya están y a las nuevas que llegan.
Otro caso de mencionar es el de Esmeralda Rodríguez, quien mientras lloraba no dejana de abrazar y besar a su hijo de a penas 10 meses de nacido.
“Aún no me recupero del nacimiento, de la angustia de cruzar la frontera y de estar detenidos. Pero al mismo tiempo siento mucha alegría», relató Rodríguez, de 22 años de edad y que dejó Guatemala cuando estaba embarazada.
Por su parte, el pequeño Diego nunca recordara que cruzó la frontera a los pocos días de nacido y en los brazos de su madre- Pero su mamá espera que en Estados Unidos encuentre las oportunidades de estudio y de trabajo que a ella le fueron negadas en Guatemala.
Madre hondureña: «Solo queremos una oportunidad para nuestros hijos»
La hondureña Rita Flores dijo sentirse afortunada de celebrar su día en territorio estadounidense, al lado de Oscar, su hijo de siete meses, y de su esposo, luego de más de 40 días de travesía.
Tuvieron mucho miedo, dijo, cuando fueron arrestados por los agentes de inmigración mexicanos y, sobre todo, por verse obligados a dar comida en mal estado a su hijo tras haber pasado días sin alimentos.
“Queremos una oportunidad para nuestros hijos. Ellos merecen una mejor vida, un mejor futuro”, resaltó la hondureña.
