Redacción. Ante la angustia de ser detenida por el proceso de deportación y separada de sus dos hijos, Mayra, una madre hondureña que había logrado vivir en Estados Unidos, tomó la dolorosa decisión de «autodeportarse».
Mayra narró su triste historia. Ya había sido deportada una vez en el pasado, pero hace tres años consiguió regresar a territorio estadounidense. Ella tenía la esperanza de proporcionar un futuro mejor a sus hijos. Sin embargo, esa ilusión se desmoronó con el tiempo, y hoy se ve obligada a enfrentar la dura realidad.
Como miles de migrantes, su objetivo siempre fue ofrecer un mejor porvenir a sus hijos, sin embargo, Mayra admite que no logró alcanzar el «sueño americano« que tanto había anhelado.
A pesar de sus esfuerzos y sacrificios, las dificultades de vivir de manera ilegal en Estados Unidos, sumadas a la gestión de políticas migratorias más estrictas bajo el gobierno de Donald Trump, hicieron que todo se complicara aún más.
«Este ya no es el sueño americano, es una pesadilla», expresó Mayra. La mujer arreglaba sus maletas para su regreso a Honduras al momento de la entrevista.
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Emociones agridulces
Aunque la tristeza de no haber podido alcanzar sus sueños en Estados Unidos la embarga, también experimenta una sensación agridulce de alivio al saber que podrá regresar a su tierra natal junto a sus hijos.
En una entrevista para Telemundo Noticias, la mujer dijo: «Primeramente, ya estaré en mi país», refiriéndose a su retorno a Honduras con un sentimiento de esperanza y, a la vez, de despedida.
La situación se tornó aún más desgarradora cuando su hijo de 11 años, visiblemente conmovido, compartió su dolor: «Ya hemos sufrido bastante en este país. Yo he querido regresarme para Honduras», dijo, evidenciando el peso emocional que este proceso ha tenido en toda la familia.
Este caso no es único. Según informes de la cadena estadounidense, cada vez más migrantes están optando por la «autodeportación». Los migrantes ven esta alternativa como una forma de evitar el doloroso y prolongado proceso de deportación, que en algunos casos puede durar meses.
Muchos migrantes prefieren enfrentar el regreso a su país de origen voluntariamente, con la esperanza de evitar la angustia de la separación familiar y el estrés de un proceso migratorio largo e incierto.
