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sábado, abril 20, 2024

Luna Roja o Eclipse de Luna

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Ruy Díaz Díaz, PhD

El Calendario Txolkin de la Cultura Maya ha sido motivo de muchos estudios astronómicos, entre otras razones, producto del doble Tzolkin de 520 días que equivale exactamente a tres medios años de eclipses, según Arnulfo Ramírez del Departamento de Arqueastronomía de la UNAH en su articulo “Influencia del Calendario Tzolkin en las actividades agrícolas y religiosas de la población maya chorti en la zona occidental de Honduras”.

En Septiembre 27, se pudo apreciar como nuestro planeta  se interpuso entre el Sol y la Luna, fenómeno que se  conoce como eclipse lunar. Se calcula que hay un Eclipse de Luna cada seis meses, es decir,  dos eclipses lunares al año, pero no se aprecia en las mismas regiones del  planeta.

Los Eclipses de Luna se producen cuando hay un alineamiento  entre el Sol, la Tierra y la Luna (que se desplazan en planos diferentes), al proyectar la Tierra su sombra sobre el satélite cuando está en fase de Luna Llena.

La Luna no desaparece totalmente, solo se tiñe de rojo, porque la atmósfera de la Tierra (especialmente contaminada)  filtra la luz solar y deja pasar sólo el rojo, que se proyecta sobre ella. Así, producto de la división que hace la atmósfera, la luz azul se dispersa en el espacio, y, por la ubicación de la Luna, la luz roja va a parar a su superficie. Por eso, en el momento del Eclipse de Luna Total, en vez de desaparecer bajo sombras, nuestro satélite adquiere un color rojizo. A este fenómeno también se le conoce popularmente como Luna de Sangre.

El Eclipse de Luna de Septiembre 27 tuvo una duración de por lo menos una hora. No obstante, el fenómeno en su totalidad se prolongó por más de cinco horas. Es oportuno recordar que la Luna se encuentra a unos 380,000 kilómetros de distancia por lo que la luz solar,  reflejada en ella, llega a la Tierra en 1.3 segundos, por lo que el eclipse se aprecia en tiempo real. Mientras tanto, el Sol se encuentra a 150 millones de kilómetros y su luz tarda ocho minutos en llegar hasta la Tierra.

Los sampedranos pudimos apreciar el fenómeno desde telescopios instalados en el Museo para la Infancia donde disertaron los magísteres Hugo Ramos del Departamento  de   Astronomía Cultural con la conferencia “El Eclipse Lunar Total” y Cesar Rodríguez, del Departamento de Arqueastronomia con la conferencia “La Luna y las Culturas Antiguas”

El eclipse de Septiembre 27 provocó expectación, dentro de los neófitos en Astronomía, por sus supuestas connotaciones proféticas. Algunos apóstoles tuvieron predicciones apocalípticas al momento del fenómeno estelar. En lo particular, se nos antojo tomar café, pero no había en el Museo del Niño, y ahora que lo hacemos pienso con agradecimiento en la oportunidad que Diario Tiempo, sus trabajadores y accionistas, le ofertan al pueblo hondureño de externar opiniones  libremente, rompiendo el cerco mediático. Es nuestro deseo que Diario Tiempo tenga larga vida por delante, a pesar de las lunas rojas en el horizonte.

El «eclipse de la luna roja» se convirtió en todo un fenómeno social en Honduras, pues miles de personas esperaron hasta la madrugada para ver como poco a poco el satélite natural de la tierra se tornaba rojo.

Varios hondureños lo vieron desde sus casas, inundando desde temprano las redes sociales de fotografías y comentarios sobre el eclipse de luna.

En el El Pequeño Sula, cientos de visitantes llegaron desde las 8:00 pm para compartir una experiencia diferente y contemplar la luna roja.
Ver: ¿Por qué se produce el eclipse de Luna total?

En el museo pusieron tres telescopios a disposición del público para que todos pudiera apreciar los cambios lunares durante la noche y madrugada.

Además los visitantes recibieron charlas explicativas sobre el eclipse, las cuales se brindaron en el planetario del museo, adonde se hizo un «viaje imaginario a la luna», en el cual se usan efectos de sonido y se presentan imagenes en un domo que simula el espacio, como parte de las actividades.

Era tanta la emoción, que las charlas tuvieron que continuar hasta la medianoche, pues las personas seguían llegando al Pequeño Sula.

Poco después de la 1:00 am la luna alcanzo su color más rojo, lo cual causó la admiración de los presentes, entre los cuales habían niños, adultos, personas de la tercera edad. Además algunos llegaron en familia, otros entre amigos, en pareja o solos. Nadie quiso perderse el hermoso fenómeno.

Luego de contemplar la luna por horas, finalmente a las 2:00 am se fueron todos los visitantes del museo sampedrano para la infancia, que hasta esa hora cerró sus puertas.

A pesar de esto, desde sus casas miles de hondureños continuaron apreciando el eclipse lunar, hasta que finalmente casi a las 4:00 am la luna volvió a verse con su color blanco natural.
Lea: Pastor dice que las lunas de sangre son apocalípticas

Así concluyó una jornada en que los hondureños mostraron toda su pasión por la astronomía y en la que por una noche, se dejaron conquistar por la luna. El próximo 8 de octubre habrá otro eclipse de luna, el cual podrá también ser apreciado en Honduras.

Por su sitio web y twitter estuvo constantemente mostrando espectaculares fotografías de los cambios de la luna y además transmitió el eclipse en vivo a millones de personas en su sitioLAPRENSA.hn estableciendo un enlace con el sitio que la agencia estadounidense Nasa, puso en internet para contemplar el eclipse de la luna roja.
El continente americano pudo ver esta madrugada un eclipse total de la Luna, que duró unos 78 minutos y fue retransmitido en directo por la NASA en conexión con el Marshall Space Flight Center de Alabama (Estados Unidos).

El astrofísico de la NASA Alphonse Sterling dijo que el eclipse total, en el que la Luna pudo verse de un intenso color rojo, duró una hora y 18 minutos y que había empezado la fase en la que el satélite está recuperando su habitual brillo amarillo.

Este eclipse, que empezó hacia las 07.00 GMT y duró menos que otros recientes de hasta 107 minutos hace dos décadas, se pudo ver desde toda América y es el primero de una tétrada de lunas rojas que se repetirá prácticamente cada seis meses hasta dentro de año y medio, un fenómeno que sólo ocurrirá siete veces en este siglo, según la NASA.

Los eclipses no siempre provocan que la luna se torne roja, pero ocurre cuando la Tierra está entre el sol y la luna. A este fenómeno también se le conoce como lunas de sangre o eclipse lunar total.

Las tétradas
Casi siempre los puede ver solo la mitad del mundo, según los datos de la Facultad de Ciencias Espaciales de la Universidad Nacional Autónoma de Honduras, Unah.

Las tétradas de las lunas de sangre ocurren siempre coincidiendo en las fiestas de Pascua y Tabernáculos del calendario hebreo de un año determinado y del siguiente.

La humanidad está por asistir a la última tétrada para el bienio 2014-15. Las dos anteriores tétradas ocurrieron en los bienios 1949-50 y 1967-68 y la próxima ocurrirá hasta 500 años más tarde, entre 2614-15.

¿Por qué se pondrá roja? El astro que alumbra de noche se mirará rojo porque la luz que le llega será tapada por la Tierra y la sombra de la Tierra se reflejará en la luna.

En vez de verse como una luna llena se verá la sombra de la Tierra proyectada sobre la superficie lunar, explicó Roberto Schöngarth Carías, catedrático de Introducción al Sistema Solar y de Astronomía Clásica, máster en Astronomía y Astrofísica de la Unah.

La Tierra tiene una atmósfera que divide los rayos del sol y los dispersa dependiendo del ángulo con que la luz del sol llega, agregó.

“Si lo pudiéramos ver en el espacio, sería como un gran arcoíris, entonces lo que hace la atmósfera con la luz solar es que la divide”.

Una de las estrellas más cercanas es la Próxima Centauri que se puede ver en el universo como era cuatro años antes; mientras que hay galaxias en el espacio como la de Andrómeda, a dos millones de años luz de distancia, “estamos viendo esa galaxia cómo era hace unos dos millones de años”, planteó el especialista.
La luna siempre causa rituales, mitos, inspira a poetas; para los científicos, en cambio, es una oportunidad para seguir estudiando el “océano cósmico”, como le denominaba Carl Sagan.

La arqueoastronomía estudia cómo las civilizaciones desaparecidas veían estos fenómenos naturales.

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