Redacción. Luis Ángel Araya Arana, piloto apasionado por los cielos, encontró un trágico final al caer al mar después de despegar de la turística isla caribeña de Roatán con quince pasajeros y un copiloto.
Más allá de su labor como aviador, era reconocido por su simpatía y el profundo amor que compartía con su esposa. Un vistazo a sus redes sociales revela a un hombre enamorado de la vida y, sobre todo, de su compañera de vida.
Sus publicaciones eran testimonio de sus viajes juntos, capturando momentos especiales en destinos como Singapur, Los Ángeles, China y Canadá. Quienes lo conocieron destacan su profesionalismo en la cabina y su calidez humana.
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Los mensajes de amigos y colegas reflejan el impacto positivo que dejó en su entorno. Uno de ellos, en su despedida, Erick Montoya lo describió como un «gran ser humano y un gran piloto», un sentimiento compartido por muchos que lamentan su partida.
«Es triste en este momento escribir algo. Cada momento vivido quedará siempre en nuestros corazones; su profesionalismo, dentro y fuera de la cabina, siempre lo recordaremos. Hasta siempre, cap. Araya, cap. Lagos. Los aviadores no mueren, sólo vuelan más alto», escribió HN-Spotters News en sus plataformas sociales.
Accidente aéreo en Roatán
Entre los fallecidos figura el cantautor Aurelio Martínez Suazo, de la etnia garífuna, nacionalizado estadounidense, y la ciudadana francesa Helen Odile Guibar, una de tres supervivientes que fueron enviados a un hospital de San Pedro Sula.
El avión accidentado, un JetStream 32, con matrícula HR-AYW, despegó del aeropuerto Juan Manuel Gálvez, con destino a la ciudad de La Ceiba, hacia las 18:15 horas locales (00:15 GMT), donde debió aterrizar unos quince minutos después, en el aeropuerto Guillermo Anderson, según Aeronáutica Civil.