Louvre, con el agua del Sena al cuello

0
837
Cajas con algunas piezas del museo junto a esculturas apiladas en el Louvre

FRANCIA.-Las recientes lluvias han obligado a evacuar las salas inferiores del Louvre de París. La imprevista crecida del Sena ha llevado a la dirección de esta institución a rescatar del cajón un plan de emergencia para que el agua no estropee las obras que el museo custodia en esos espacios. No es la primera vez que el río se desborda. En el pasado ya lo hizo. En concreto en el año 1982.

Los geógrafos y expertos hidrográficos han advertido de los riesgos. Si el caudal aumentara más de seis metros, los sótanos y las plantas subterráneas de la célebre pinacoteca, que también ejerce la función de museo arqueológico, como demuestran sus fondos egipcios, etruscos y romanos, entre otros, quedarían afectados por el desbordamiento.

El Louvre, con el agua del Sena al cuello.
El Louvre, con el agua del Sena al cuello.

En la actualidad, el agua del Sena ha subido alrededor de cinco metros, una contigencia que ayer llevó a los responsables a suspender las visitas antes de la hora normal de cierre para prevenir incidentes y ponerse a trabajar en un plan de emergencia. A primera hora de la tarde, los conservadores se reunieron y comenzaron a estudiar cómo había que proceder para trasladar todos los cuadros que podían verse afectados a un lugar seguro.
Para llevar a cabo este trabajo con rapidez, y con suficiente gente para que las telas no sufran ningún daño durante estas horas cruciales, pidieron ayuda a voluntarios externos (por supuesto, no tardaron en salir infinidad de espontáneos en twitter ofreciéndose para esta tarea). Unos cálculos aproximados indican que los responsables requerirían cerca de 500 personas para concluir esta operación en el plazo de apenas tres días.

El Louvre: Medios de emergencia

Esta no es la primera vez que la ciudad de la luz se ha visto afectada por las inundaciones. Uno de los más trágicos recuerdos de la capital francesa fue la crecida del Sena de 1910, un suceso que ha dejado huella en la memoria de los franceses por los daños que produjo y el despliegue de medios de emergencia que provocó (entre otras muchas cosas, se inundó toda la red de metro con el caos que conllevó en ese momento).
En la actualidad, los hidrólogos calculan que las posibilidades de que se produzca de nuevo un hecho como aquel ( y de semejante importancia) ha quedado reducido a apenas a un uno por ciento a lo largo de un año. Una cifra insignificante, pero que, de producirse, supondría un gran riesgo para la población y, por supuesto, para los museos que existen en la urbe (el Museo d’Orsay ya está en alerta y, de momento, hoy no va a abrir, aunque, antes del cierre de esta edición, no se había procedido a desalojar ninguna de sus galerías; la biblioteca nacional de este país ha adoptado la misma medida, al igual que el museo naval de Arsenal).

Según la prensa francesa, si se repitieran las mismas circunstancias que castigaron a París a comienzos del siglo XX, alrededor de 800.000 personas se verían afectadas y varios millones se quedarían sin electricidad.
La Policía de París ya alertó al museo en 2002 sobre su exposición ante esta clase de accidentes. El motivo es que cerca del 70 por ciento de sus espacios están situados en zonas de riesgo, de ser vulnerables a una posible inundación. Sería un área de unos 8.600 m2, justo donde se conservan entre 220.000 y 250.000 obras. Según los medios galos, el Louvre cuenta con muy poco tiempo para este desalojo.
Si el Sena alcanzara los 31 metros en el puente de Austerlitz, el museo apenas contaría con unas 72 horas para proceder a vaciar estas estancias. Un tiempo, para algunos, insuficiente para poner a salvo todos los tesoros que alberga. De hecho, los ejercicios realizados por el museo como parte del Plan de Prevención de Riesgos de Inundación (PPRI) evidencian que el Louvre no puede evacuar todas las operaciones previstas en este reducido plazo de tiempo.
El pasado mes de marzo, el museo dedicó una jornada entera a llevar a cabo un simulacro que reproducía estas mismas condiciones, pero no en todas sus salas, únicamene en el departamento dedicado a arte islámico, cuyas instalaciones se encuentran precisamente en el subsuelo y que ofrecían un lugar adecuado para esta clase de entranimiento.