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viernes, marzo 29, 2024

Lidieth Díaz: A David «le decía que resistiera; se sentía mal, solo me miraba»

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TEGUCIGALPA, HONDURAS. Hace una semana la periodista Lidieth Díaz miró por última vez a su esposo, el director de Radio Globo, David Romero Ellner, con vida.

Este sábado regresó al Instituto Nacional Cardiopulmonar («Tórax»), donde él permanecía interno, pero nada más para ver su cadáver y hacer las diligencias para retirarlo y proceder a los preparativos póstumos.

Justo antes de entrar al recinto asistencial, habló con los medios de comunicación sobre la trágica situación y el legado que deja su esposo en el periodismo y, de manera específica, en la revelación de actos de corrupción.

En primera instancia, se refirió a esa última ocasión donde estuvo con él. Además relató lo que le informaban el grupo de médicos encargados de la atención de Romero. Tuvo una mejoría justo ayer, pero el anuncio mortal congeló su cálida mañana.

«El sábado pasado fue la última vez que lo vi. Él se sentía mal y yo le decía que resistiera y sólo me miraba. Este jueves y viernes se sintió mejor, pero, de pronto recayó», inició contando Díaz.

Y prosiguió: «La doctora me habló contenta porque había bajado su dióxido de carbono. Había resistido otra diálisis (dos) e iba mejorando».

De igual interés: Fallece el reconocido periodista David Romero Ellner en el «Tórax»

Una incesante lucha contra la corrupción

Lidieth Díaz también se refirió a la labor del comunicador. Él siempre se caracterizó por su vigorosa palabra en contra de la actividad ilícita y por destapar información sobre asuntos relacionados a la malversación de caudal público.

En ese sentido, ella recordó que él decía que prefería morir, pero no dejaría de buscar que su pueblo reaccionara ante las injusticias. A su vez, externó una expectativa que sostiene con la población, tras el deceso de Romero.

«Él luchó contra la corrupción y eso le costó su libertad y su muerte. Él decía que si a él le costaba su deceso no importaba, con tal de abrirle los ojos a este pueblo. Ojalá la gente pueda reflexionar. Si algo le molestaba a David era la indiferencia», expresó Lidieth Díaz.

Asimismo, mencionó que David solía ser ateo. Sin embargo, con el tiempo optó por el camino religioso y le aseguró que, cuando saliera de la cárcel, daría testimonio como un hombre nuevo.

Concluyó su participación asegurando que continuará las luchas que él emprendió. «Si lo apoyé en vida, lo voy a apoyar ahora también», enfatizó.

Las últimas palabras de David a su familia

«Don David» como le conocían sus allegados que le sostenían cariño, tenía 10 hijos. Justamente la última persona que lo vio y conversó con él previo a su fallecimiento fue Alberto, su vástago. Él es periodista y trabaja para una casa radial local.

«Me dijo que estaba orgulloso de mí y que nos ama a todos los hermanos», expresó preliminarmente, refiriéndose a lo último que le dijo su papá.

Luego, cuestionó cómo adquirió la enfermedad que provocó su muerte. «No sabemos cómo la adquirió allí (Segundo Batallón de Infantería Especial-Táctico). Es el único preso de ese batallón con COVID-19. ¿Qué pasó con los protocolos?», lamentó.

Igualmente, en el día que darán a su progenitor un último adiós, tuvo palabras para describirlo y explicar, brevemente, cómo se sienten con lo ocurrido.

«Él era el mejor padre del mundo. Estamos llorosos y con mucho dolor por su pérdida. Lo recordaremos como un hombre maravilloso, con un corazón enorme; como alguien que dio todo por su familia y el país», detalló.

Diligencias póstumas

Al momento de la publicación de esta nota, ya se realizó el levantamiento cadavérico de David Romero; el equipo de Medicina Forense llevó los restos mortales a la morgue capitalina.

Cabe mencionar que Díaz denunció que le dijeron que Romero continuaba siendo un preso, y que por tanto su cadáver debía ser entregado al Ministerio Público (MP).

No obstante, hace unos minutos le comunicaron que sí le darán a ella el cuerpo, solo que en horas de la tarde. El sepelio se llevará a cabo en San Miguel Arcángel, donde el difunto tenía un terreno comprado con antelación.

Además, el personal del «Tórax» le entregó las pertenencias que Romero tenía consigo mientras luchaba por su recuperación. Se observó cómo le entregaron ropa, calzado, vasos, medicamentos, elementos de higiene básica y una silla.


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