La sensacional campaña que el Leicester City está protagonizando lo ha ubicado en el foco de las miradas de los dirigentes de la Premier League, que intentan comprender cómo es que un club con tan poca historia en la primera división inglesa es capaz de luchar y superar a los equipos más fuertes del certamen.
Esta intensa búsqueda por encontrar alguna maniobra extraña que delate una posible explicación no futbolística de lo que está ocurriendo derivó en una sospecha que podría traerle al actual líder de la liga una fuerte multa económica.
Al parecer, el Leicester habría incumplido el Fair Play Financiero en la temporada 2013/14, cuando firmó un contrato con una empresa llamada Trestellar Ltd. para comercializar el club en el Reino Unido y el sudeste asiático.
Los ingresos que obtuvo tras este acuerdo no habrían sido genuinos, sino que los 11 millones de euros provendrían de las arcas del dueño de la institución, el multimillonario tailandés Vichai Srivaddhanaprabha.
En aquel entonces, los Foxies sufrían perdidas mayores de 8 millones de euros y en ese caso la Premier los obliga, como marcan las reglas de la UEFA, a solucionar el déficit antes de incorporar cualquier refuerzo o realizar otro tipo de inversión.
Además, ese problema no puede ser solucionado con fondos que provengan del bolsillo del dueño/presidente del club, porque esto generaría una desigualdad entre las instituciones que cuentan con dirigentes multimillonarios y aquellas que no.
El dato que desató la sospecha es que la pasada temporada, gastó 34 millones de euros en salarios y tenía disponibles sólo 31 millones de euros, según lo que habían informado.
Ahora, el Leicester se encuentra sospechado e investigado por la propia Premier League y en caso de que se compruebe el incumplimiento del Fair Play Financiero, el club deberá abonar una importante cifra de dinero que podría complicar la adquisición de futuros refuerzos.
