Distrito Central, Honduras. Un acto de profunda solidaridad y tristeza se vivió en la colonia Reynel Fúnez de la capital hondureña, donde una hondureña murió sola, hecho que causó lágrimas.
Vecinos del sector se unieron para velar en una cancha de fútbol a doña Reina Santos, una mujer de la tercera edad que falleció en el abandono y sin el apoyo de sus familiares.
Doña Reina, quien durante años luchó por subsistir a través del reciclaje, padecía de diabetes y problemas renales que la mantuvieron hospitalizada en sus últimos días. A pesar de su delicado estado de salud y su avanzada edad, ningún miembro de su familia se presentó para brindarle apoyo. Tras su deceso, la desoladora situación se repitió: nadie reclamó su cuerpo.
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Ante esta muestra de abandono, los vecinos de la colonia Reynel Fúnez demostraron su gran corazón y sentido de comunidad. Decidieron organizarse para darle a doña Reina una despedida digna. Con el apoyo del patronato local, la cancha de fútbol del barrio se convirtió, por primera vez, en el escenario de un velatorio.
«Era una buena señora, tranquila, que vivía humildemente. Nos dolió verla irse sola. Como vecinos decidimos unirnos y con el patronato acordamos velarla aquí», expresó conmovida una de las vecinas que lideró la organización. La comunidad se encargó de costear el ataúd, los arreglos florales, las velas e incluso ofrecieron un almuerzo a quienes se acercaron a darle el último adiós a doña Reina.
Último adiós
El sencillo pero significativo velatorio se realizó bajo una carpa que protegía del sol a los asistentes. El ataúd de madera café fue adornado con flores, tanto naturales como artificiales, como muestra del cariño de sus vecinos.
El sepelio de doña Reina Santos tuvo lugar a las 3:00 de la tarde en el cementerio de Yaguacire. Allí, un grupo de vecinos que la recordaban con afecto y agradecimiento por su ayuda en diversas labores, se reunieron para darle el último adiós.
La historia de doña Reina Santos ha generado una profunda reflexión en la comunidad de Tegucigalpa sobre la dolorosa realidad del abandono que sufren muchos adultos mayores y la crucial importancia de la solidaridad y la empatía ante la indiferencia.